marzo 26, 2011

Escuela Sabatica. Leccion 1, Segundo Trimestre 2011, "En el telar del cielo"

Lección 01: para Abril 02

"Asociación con Jesús"


Sábado 25 de Marzo del 2011

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 64; Romanos 3:21-31; 4:1-7; 6:1-13; Filipenses 3:3-16.

PARA MEMORIZAR:

Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos” (Romanos 4:7)

CRISTO ES EL SUSTITUTO Y LA GARANTÍA DEL PECADOR. Él obedeció la Ley en lugar del pecador, para que este crea en él y crezca en todas las cosas hasta la plena estatura de un hombre en Cristo Jesús, y así sea completo en él. Cristo hizo la reconciliación por los pecados y cargó toda su ignominia, oprobio y castigo; y, mientras cargaba el pecado, trajo la justicia eterna, para que el creyente esté sin mancha ante Dios. Un día se preguntará: ‘¿Quién acusará a los elegidos de Dios?’, y la respuesta será: ‘Es Cristo el que murió, y también el que resucitó’. Aquel que tiene el manto inmaculado de justicia, tejido en el telar del cielo, en el cual no hay ni un solo hilo que la humanidad pecaminosa pueda reclamar, está a la diestra de Dios, para vestir a sus hijos creyentes con la ropa perfecta de su justicia. Los salvos en el Reino de Dios no tendrán nada de qué jactarse; la alabanza y la gloria todas volverán a Dios, el Dador de la salvación” (Youth’s Instructor, 6 de diciembre de 1894). Nota las imágenes: un manto inmaculado de justicia, tejido en el telar del cielo y sin un solo hilo humano en él. Qué imagen maravillosa de la justicia de Jesús, que cubre a todo los salvos en su Reino.

Domingo 27 de marzo

MIRANDO EN EL ESPEJO

Los policías de tres patrulleros siguieron a una mujer que conducía un vehículo y la obligaron a salir de la ruta. Se acercaron con sus armas en la mano. La mujer estaba horrorizada al bajar, con los brazos en alto.

¿Qué hice? –dijo ella, temblando.

Ellos le pidieron sus documentos, y pronto todos se relajaron y bajaron las armas.

Por favor, ¿qué hice de malo? ¿Por qué me hicieron detener? –clamó ella.

Bueno –dijo uno de los oficiales–, la vimos manejar alocadamente y haciendo gestos obscenos a los demás conductores.

Y ¿por eso me detienen con sus armas en la mano?

No, señora, es que vimos en el parachoques trasero algunos símbolos del cristianismo, y supusimos que el auto era robado.

Esta historia ilustra un punto triste: no todos los cristianos, o los que profesan a Cristo, viven a la altura de su fe. Algunos lo hacen mejor que otros, pero todos quedamos cortos. ¿Qué cristiano, al mirarse en el espejo, ve el rostro de alguien que refleja perfectamente el carácter de Jesús? ¿Qué cristiano, no importa cuán fiel sea, al mirarse en el espejo, puede pretender alguna clase de justicia para sí mismo? ¿Qué cristiano, si se observa en el espejo, no se horroriza por lo que él sabe que yace bajo la superficie?

Lee Isaías 64. ¿Qué mensaje se proclama allí? ¿Qué imágenes relacionadas con la vestimenta describen la justicia humana, y qué significa eso? ¿Qué esperanza se presenta, también, en este capítulo?

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La frase “trapos de inmundicia” significa una ropa manchada por la menstruación. ¿Qué imagen más poderosa podría dar la Biblia para describir la justicia humana después de la caída? Pablo retoma este tema en Romanos 3, donde se afirma que tanto los judíos como los gentiles están en la misma posición ante Dios: pecadores, que necesitan la gracia divina. Isaías 64 puede considerarse como un precursor, del Antiguo Testamento, de Romanos 3, que señala nuestro dilema como pecadores, pero nos deja una esperanza.

¿Cuándo fue la última vez que te miraste a ti mismo, tus pensa­mientos, tus motivos interiores y tus deseos? ¿Qué viste? ¿Cuán atemorizadora fue esa visión? ¿Cuál es tu única esperanza?


Lunes 28 de marzo

JUSTICIA IMPUTADA

No hay dudas: cualquier cristiano honesto que se mire a sí mismo, en contraste con la justicia de Dios como fue revelada por medio de Cristo, verá algo muy atemorizador. No hay mucho allí que nos recomiende ante Dios. De hecho, no hay absolutamente nada fuera de “trapos de inmundicia”.

Entonces, ¿qué esperanza tenemos? Una gran esperanza, realmente, y el término teológico para esa esperanza es justicia imputada. ¿Qué significa esto? Muy sencillamente, es la justicia perfecta de Jesús, “tejida en el telar del cielo” y que nos fue otorgada por fe. “Justicia imputada” significa la sustitución de su vida sin pecado por nuestra vida pecaminosa. Se nos acredita, desde fuera de nosotros, y nos cubre completamente. A los ojos de Dios, es como si nunca hubiésemos pecado, como si siempre hubiéramos sido completamente obedientes a los mandatos de Dios, como si fuéramos tan santos y justos como Jesús mismo.

Lee Romanos 4:1 al 7. ¿De qué modo la confianza de Abraham en Dios ilustra la justicia imputada?

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Pablo dijo, en Romanos 4:2, que si Abraham hubiera sido justificado por obras, podría haberse jactado. Sin embargo, creyó a Dios y, por lo tanto, fue contado como justo. Jesús nos invita a ir a él creyendo sencillamente, aunque somos pecadores, y él nos proveerá su manto de perfección, la perfecta justicia que él vivió en su vida mientras estuvo en la carne. Eso se conoce como “justicia imputada”, y es la única solución al dilema que tan gráficamente está descrito en Isaías 64 y en Romanos 3.

Imagínatelo de este modo: Jesús te quita tus vestidos viejos y manchados, tus trapos inmundos, y te envuelve con el manto de su justicia perfecta, su perfecta santidad, su registro de obediencia perfecta. Te rodea con él y luego te susurra al oído: “Ahora eres perfecto. Te he dado mi perfección. Por favor, usa este manto, y no te apartes de él”.


¿Cuál es el mayor regalo que alguien te ha hecho? ¿Cómo te hizo sentir ese regalo, especialmente si no hiciste nada para merecerlo? ¿Cuánto más agradecidos deberíamos estar, en­tonces, por el regalo de la justicia de Jesús, que él nos ofrece?



Martes 29 de marzo

SIN LA LEY

Un predicador declaró ante su congregación: “Jesucristo cambió mi vida. Soy una persona nueva y diferente de lo que era antes.

Sin embargo, después de 25 años de ser cristiano, una verdad que mi experiencia me ha enseñado –una experiencia probada por la Palabra de Dios– es que si al fin soy salvo, si en verdad ‘persevero hasta el fin’ y llego al Reino de Dios, no tengo dudas de que será solamente porque estoy cubierto por el manto de la justicia de Cristo, tejido en el telar del cielo y que me cubre completamente. Puedo vencer el pecado, y por la gracia de Dios he tenido muchas victorias; puedo vencer los defectos de carácter, y por la gracia de Dios lo he hecho; y puedo aprender a amar a toda clase de personas, aun a mis enemigos, y por la gracia de Dios estoy aprendiendo a hacerlo.

Habiendo dicho todo esto, yo sé que nada de eso es suficientemente bueno. A menos que esté cubierto por la justicia de Jesús, que me es acreditada por fe aparte de mi obediencia a la Ley, al fin de los mil años, podrán ustedes estar sobre el muro de la Santa Ciudad, mirándome allá abajo, porque no estaré entre ustedes. No podré estar allí con ustedes”.

Lee Romanos 3:21 al 31. ¿Qué quiere decir Pablo aquí, y de qué manera las ideas presentadas en esos versículos reflejan lo que el predicador dijo arriba?

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Aunque Pablo hablaba a un grupo específico con un problema específico, su punto es relevante para todos: judíos y gentiles. Hoy, para los que creemos en la perpetuidad de la Ley, es muy importante. La justicia nos salva, necesitamos que nos cubra como un vestido; es una justicia que se ha manifestado “sin la ley”. Es decir, es la justicia de Jesús, que nos trae “la redención que es en Cristo Jesús”. La redención está en él, no en nosotros o en nuestra obediencia a la Ley, y esta redención llega a ser nuestra por la fe.

¿Cuál ha sido tu experiencia con la observancia de la Ley? ¿Has sentido, alguna vez, que tus mejores esfuerzos por obedecer te estaban haciendo justo ante Dios? ¿Qué implicaciones tiene tu respuesta? Lleva tu respuesta a la clase el sábado y defiende tu posición.


Miércoles 30 de marzo

LA ROPA HACE AL HOMBRE

Un autor escribió un relato breve acerca de dos ladrones que trataban de cometer un asalto. El plan era que uno de ellos se vestiría con un uniforme de policía y estaría frente al lugar que robarían. Estando él allí, nadie sospecharía nada mientras su compañero realizaba el asalto. Sin embargo, la historia terminó con el otro socio, también vestido de policía, arrestando al primero. ¡Vestido como policía, comenzó a actuar como uno de ellos!

Este relato tiene un punto relevante para nuestro tema. Por fe, estamos cubiertos por la justicia de Cristo, su “manto de justicia”. Hemos nacido de nuevo y tenemos una vida nueva en Cristo. Entonces, nuestras vidas reflejarán la ropa que vestimos.

Al recibir el manto de la justicia de Cristo, hemos hecho un compromiso total de permitir que él obre sus atributos de carácter en nuestras vidas. Estamos totalmente justificados por la gracia, la obra de un momento, y también se nos ha dado el poder para obedecer, que fue asimilado con el tiempo y forjado durante una vida entera. ¿Por qué pediremos más? “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Ciertamente, esto significaría el poder de obedecer su Ley.

Lee Romanos 6:1 al 13. ¿Qué enseñan estos textos acerca de la clase de vida que hemos de vivir, ahora que estamos cubiertos, “vestidos”, por la justicia de Jesús?

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Pablo, aquí, es muy claro acerca del impacto radical, que cambia la vida, que le sucederá a alguien que ha sido “crucificado” con Jesús. Nota las imágenes de vida y muerte aquí; no hay nada a medias. Nuestro viejo ser, la persona vestida de trapos inmundos, ha muerto; nació una persona nueva, vestida con la justicia de Jesús, una justicia que se manifiesta de tal modo que ahora podemos caminar “en novedad de vida”. Esta novedad significa que ya no permitiremos más que el pecado reine en nosotros. Se nos han dado muchas promesas de victoria; la pregunta es: ¿las reclamaremos para nosotros mismos?


¿Qué aspectos de tu vida normal revelan la realidad de tu experiencia con Dios? ¿Con qué áreas estás luchando? ¿Cómo puedes hacer la elección diaria de morir al yo y vivir la nueva vida en Cristo, que él nos ofrece?


Jueves 31 de marzo

LA GRACIA BARATA Y EL LEGALISMO

En toda la Biblia, los escritores inspirados enfatizaron la necesidad de obedecer. Pensar que no importa lo que hagamos si Cristo vive en nuestro corazón es falso; pues, si Cristo vive en nuestro corazón, el resultado serán las buenas acciones. Tampoco debemos pensar que podemos ser salvos por nuestras propias obras de obediencia.

Pablo describió su vida antes de encontrarse con Jesús: circuncidado al octavo día, descendiente de Israel, fariseo, celoso y sin faltas. Eso es legalismo. Después de su conversión llamó basura a todas esas cosas comparadas con conocer a Cristo. Obtuvo la justicia al aceptar la justicia de Cristo, y quiso ser igual a él.

Lee Filipenses 3:3 al 16. ¿Cómo expresa Pablo la verdad de la salvación por la fe y qué significa en la vida del que fue salvado?

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Teológicamente, la justicia imputada de Cristo –la justicia que nos justifica– es distinta de la obra del Espíritu Santo que nos transforma. Pero, nunca debemos separarlas. Necesitamos ambas tareas. Tener la primera sin la segunda es como tener una moneda con un solo lado, y eso no existe.

Comprender que la obediencia viene como un regalo nos impide caer en la gracia barata o en el legalismo. Primero, creeremos en la importancia de obedecer; y segundo, nuestra obediencia no será meritoria, porque es un regalo. Dependemos de Cristo para obedecer la Ley y ser santificados, y para ser justificados y perdonados. Dios no solo está dispuesto a justificarnos sino también desea darnos la victoria sobre el pecado y el yo. Depende de nuestra voluntad. ¿Estás dispuesto a entregarle diariamente el yo a fin de “conocerle [a Cristo], y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte” (Filipenses 3:10)?


Lee de nuevo los textos elegidos para hoy. ¿Dónde ves la realidad de la libre voluntad humana? ¿Qué quiere decir Pa­blo, en el versículo 16, cuando exhorta “vivamos de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado” (NVI)? ¿Qué elecciones pue­des hacer que te permitirán lograr precisamente eso?


Viernes 1’ de abril

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “La prueba”, Joyas de los testimonios, t. 1, pp. 478, 479; “La justicia por la fe”, Obreros evangélicos, p. 169; “Fe y aceptación”, El camino a Cristo, pp. 49-55.

La Ley requiere justicia, una vida justa, un carácter perfecto; y esto no lo tenía el hombre para darlo. No puede satisfacer los requerimientos de la santa Ley de Dios. Pero Cristo, viniendo a la tierra como hombre, vivió una vida santa y desarrolló un carácter perfecto. Ofrece estos como don gratuito a todos los que quieran recibirlos. Su vida reemplaza la vida de los hombres. Así tienen remisión de los pecados pasados, por la paciencia de Dios. Más que esto, Cristo imparte a los hombres atributos de Dios. Edifica el carácter humano a la semejanza del carácter divino y produce una hermosa obra espiritualmente fuerte y bella. Así, la misma justicia de la Ley se cumple en el que cree en Cristo. Dios puede ser ‘justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús’ (Romanos 3:26)” (El Deseado de todas las gentes, pp. 710, 711).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Lee otra vez la cita de Elena de White provista para el sábado. Escribe una paráfrasis de lo que ella está queriendo decir, y llévala a la clase el sábado. Escucha las versiones de los demás alumnos y comparte la tuya. ¿Cuáles son los puntos principales que surgen?

  2. En la clase, analicen las respuestas que dieron a la pregunta final de la sección del martes.

  3. Cuando nos ponemos el manto de la justicia de Cristo, “mirando [...] la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen” (ver 2 Corintios 3:18). Describe qué significa “mirando... la gloria del Señor”.

  4. A lo largo de los años, algunos feligreses han luchado con el tema de la seguridad de la salvación. ¿Cómo hemos de entender lo que significa tener esta seguridad? ¿Dónde se encuentra esa seguridad? ¿De qué modo la imagen de un manto de justicia tejido “en el telar del cielo”, sin un hilo de fabricación humana, nos ayuda a comprender de dónde viene nuestra seguridad? ¿Cómo podemos saber si es ser presuntuoso tener esta seguridad?

  5. ¿Por qué es tan importante mantener una distinción teológica entre lo que Cristo ha hecho por nosotros, ya que él nos justificó y nos perdonó en el momento en que lo reclamamos por fe, y lo que él obra en nosotros a lo largo de nuestra vida? ¿Qué peligros surgen si no mantenemos clara esta distinción?


marzo 25, 2011

Escuela Sabatica. Leccion 13, Primer Trimestre 2011, "Asociacion con Jesús"

Lección 13: para Marzo 26

"Asociación con Jesús"


Sábado 19 de Marzo del 2011

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Marcos 1:21-35; Lucas 4:31-42; Mateo 6:14, 15; 25:34-46; Salmo 31:24.

PARA MEMORIZAR:

Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí” (Juan 15:4).

MUCHAS PUBLICACIONES CIENTÍFICAS informaron de los efectos positivos que la religiosidad, la fe, la oración, el perdón, la esperanza y la asistencia a la iglesia pueden tener sobre la salud emocional y mental. ¡Sorpresa de sorpresas!

Pero esto no es mágico; se aplica solamente a quienes están bien comprometidos con sus principios religiosos. El psiquiatra Montagu Barker, experto en la relación entre religión y salud mental, afirma que la religión es una salvaguardia contra la enfermedad mental, pero solo cuando el creyente está bien comprometido con sus creencias. Si no, la religión llega a ser fuente de culpa, y causa de perturbaciones emociona-les, mentales y de conducta.

Consideraremos el ejemplo de Jesús para fortalecernos en la fe. Al estudiar su vida y mantener una estrecha relación con él, podemos crecer espiritualmente, lo que conduce a una mejor salud mental.

La oración y el estudio de la Biblia, la adoración, la práctica del perdón, el servicio a otros, y la confianza en Dios ayudan al desarrollo espiritual y la salud mental. Con Jesús no nos equivocaremos


Domingo 20 de marzo

EL SEÑOR QUE ORABA

Lee Marcos 1:21 al 35 y Lucas 4:31 al 42. ¿Qué aprendes de los hábitos de oración de Jesús? ¿Qué nos enseña esto acerca de nuestra necesidad de orar?

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Jesús fue a la sinagoga un sábado en Capernaum, enseñó las Escrituras, reconocieron su autoridad y sanó a un hombre endemoniado. Después de la reunión, Jesús y sus discípulos fueron a la casa de Pedro y Andrés, y allí sanó a la suegra de Pedro. A la puesta del sol, “la población entera” (Marcos 1:33, NVI) le llevó toda clase de enfermos y endemoniados para que los sanara.

Nunca hasta entonces había presenciado Capernaum un día semejante. Por todo el ambiente repercutían las voces de triunfo y de liberación. No cesó Jesús su obra hasta que hubo aliviado al último enfermo. Muy entrada era la noche cuando la muchedumbre se alejó, y la morada de Simón quedó sumida en el silencio” (Exaltad a Jesús, p. 80).

Debió haber sido un día agobiador para Jesús. Sin embargo, no durmió hasta tarde, porque necesitaba estar en comunión con su Padre; así que se levantó antes del amanecer, y fue a un lugar solitario a orar. Jesús, aquel que había estado con el Padre antes de que creara el mundo (Juan 17:5), el que había creado el universo entero (Juan 1:3), sintió la necesidad de orar. El concepto es notable.

Después de días estresantes, tendemos a posponer la oración y la comunión con Dios. Pero es precisamente en esos momentos de agota-miento psicológico cuando más necesitamos el bálsamo calmante de la oración y de la Palabra de Dios. Si esto era necesario para Jesús, ¿cuánto más debería serlo para nosotros?

La oración es un factor positivo en el bienestar y la salud mental. Aunque no entendamos cómo actúa, se nos amonesta a orar (Lucas 18:1; 21:36; Romanos 12:12). ¿Quién no ha sentido el impacto positivo que pueden tener, sobre el espíritu y la mente, la oración y el estudio de la Palabra? No necesitamos comprender todos los misterios de la oración para tener una buena relación con Dios.

¿Qué clase de vida de oración tienes? ¿Cuánto tiempo pasas con la Palabra de Dios? ¿Qué puedes hacer para que tus momentos devocionales sean más significativos? Es importante pasar tiempo en oración y en la lectura de la Palabra, pero el tiempo no es el único elemento. ¿Qué otros factores se necesitan?


Lunes 21 de marzo

LA ADORACIÓN Y LA COMUNIDAD DE LA IGLESIA

Jesús iba regularmente a la sinagoga en sábado (Lucas 4:16). Su ejemplo nos habla de la importancia de la comunidad. El concepto de “un cristiano solitario”, independiente de la iglesia, no es bíblico. Puede haber algún caso bíblico de esto, pero eso no demuestra que sea el plan de Dios. En todas las Escrituras, vemos al pueblo de Dios como una comunidad, un grupo que trabaja junto para el beneficio mutuo y de la iglesia como un todo.

Lee 1 Corintios 12:12 al 31, y Efesios 4:15 y 16. Según estos textos, ¿cuál es nuestra función y nuestro lugar en una comunidad eclesiástica?

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Es interesante que estudios recientes muestren que quienes asisten y participan en actividades de la iglesia (comparados con los que no lo hacen) en forma regular:

  • son menos propensos a sufrir adicciones.

  • son más propensos a ser sexualmente responsables. * están menos involucrados en conductas riesgosas.

  • son más propensos a practicar ética en sus negocios y en el trabajo.

  • son más propensos a gozar de una red social más rica y del apoyo de grupos.

  • son más propensos a demostrar altos niveles de autoestima y eficacia personal.

  • son más propensos a superar mejor las pérdidas (muerte de ama-dos, calamidades, complicaciones de salud, etc.).

  • son más propensos a albergar emociones positivas (amor, perdón, contentamiento, etc.).

  • son menos propensos a albergar emociones negativas (culpa, temor, hostilidad, enojo, etc.).

Pertenecer a una iglesia puede ser terapéutico para el alma y el cuerpo. Es cierto, en ocasiones surgen problemas en la comunidad, y algunos la abandonan enojados y amargados; pero, con más frecuencia, los que tienen problemas pueden encontrar en la iglesia apoyo, compañerismo y estímulo, que no podrían conseguir en ninguna otra parte. Piensa en cómo sería la iglesia si cada miembro practicara las palabras de Pablo: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” (Gálatas 6:2).

¿Cuál es tu relación con el cuerpo de tu iglesia local? ¿Das más de lo que recibes? ¿Por qué, a veces, podrías necesitar recibir más? Al mismo tiempo, si todos fuéramos a la iglesia con la actitud de darnos cuando y donde podamos, ¿qué clase de comunidad tendríamos?



Martes 22 de marzo

EL PERDÓN

Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Lee Mateo 6:14 y 15. ¿Qué mensaje nos da Jesús aquí? ¿Qué enseña que tiene consecuencias eternas para todos nosotros?

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Jesús enseñó a orar: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (versículo 12). Luego insistió (versículos 14, 15) en que, si no deseamos perdonar, Dios no nos perdonará.

El pensamiento es aterrador. En última instancia, todos somos pecadores, y necesitamos el perdón divino. Por eso, todos debemos aprender a per-donar si queremos ser perdonados.

El perdón es importante por ser el fundamento para reparar y mantener buenas relaciones. La carga de pecado es dolorosa, y debe ser liberada por medio del perdón que obtenemos de Dios y por el perdón que otorgamos a otros.

La experiencia del perdón es útil, no solo para quien lo recibe, sino también para quien lo otorga. El sentimiento de gracia y generosidad experimentado por quien concede el perdón acerca a Dios y contribuye a la edificación del carácter.

Un estudio realizado entre personas divorciadas mostró la diferencia entre los que estaban dispuestos a perdonar y los que no lo estaban. Mark Rye, de la Universidad de Iowa, EE.UU., reclutó a 199 personas divorciadas de distintas organizaciones. Los investigadores encontraron que los que extendían el perdón a sus anteriores cónyuges gozaban de niveles más altos de salud mental. Cuando fueron comparados con los que no estaban dispuestos a perdonar, las personas perdonadoras experimentaron niveles más altos de bienestar y satisfacción religiosa, y niveles más bajos de enojo y depresión.

Esto no es una experiencia aislada. El perdón reduce la depresión y la ansiedad, aumenta la estima propia y el bienestar emocional general. En cambio, mantener rencor es peligroso para el cuerpo y el alma.

¿Es esto tan sorpresivo? ¿Quién no ha experimentado el alivio y la sanidad que vienen de ofrecer el perdón a los que los han herido?

¿Cómo puedes practicar el consejo de Pablo: “Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:13). ¿Qué elecciones debes hacer a fin de perdonar a los que te han herido?


Miércoles 23 de marzo

EL SERVICIO

La extensión de los adventistas del séptimo día al mundo, histórica-mente, ha tenido dos ramas básicas de ministerio: enseñar/predicar y sanar/ ayudar, que representan las dos mayores tareas del ministerio de Jesús (ver Mateo 9:35; Hechos 10:38). La Iglesia Adventista del Séptimo Día es conocida, en el mundo, por su obra de sanidad y acción humanitaria.

Estas tareas han sido bastante institucionalizadas en muchos lugares. Como resultado, el miembro corriente no suele ocuparse directamente en estos ministerios. Algunos proveen apoyo financiero; otros dejan es-tos ministerios a los profesionales; y algunos aun los consideran con in-diferencia. Al fin, muchos no se involucran directamente en la tarea de ir “haciendo bienes” y pierden una gran bendición.

¿Por qué? Porque hay una gran bendición personal al ministrar a otros. La sencilla práctica de compartir con los necesitados y de ayudar a algún enfermo, o sencillamente escuchar los problemas de otros, resulta en gran bendición para quien realiza este ministerio. Hay algo dentro de nosotros, algo que seis mil años de pecado no han borrado totalmente, que nos hace sentir bien cuando servimos a los demás.

Lee Mateo 25:34 al 46. ¿Qué enseña Jesús aquí? ¿Qué significa esto a la luz de Efesios 2:8 y 9?

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La salvación no puede ser obtenida por causa de las obras. Si lo fuera, nadie sería salvo. La gracia de Dios, manifestada por el sacrificio de Jesús en nuestro favor, es el único medio de salvación. El aceptar la gracia de Dios produce buenas obras, y estas obras revelan la realidad de nuestro caminar con Dios. Las obras que hacemos deberían ser una consecuencia de saber que ya tenemos salvación en Jesús, como resultado de sus obras por nosotros. Las obras son el efecto natural de ser salvos, no un medio para salvarnos. Recordemos siempre esta distinción tan importante.

Hay una gran bendición emocional y espiritual para quienes, en gratitud por la salvación que tienen en Jesús, se dan a sí mismos por otros. Muchas personas con problemas emocionales se sentirían mejor si cambian sus pensamientos de sí mismos hacia otros.

¿Infeliz, insatisfecho? Es probable que sea porque estás demasiado absorto en ti mismo. Ayuda a otros, y ve lo que ocurre.


Jueves 24 de marzo

ESPERANZA Y CONFIANZA EN DIOS

Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón” (Salmo 31:24). ¿Qué razones tenemos para poner nuestra esperanza en Dios?

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La esperanza es un factor crítico en la salud mental. Una actitud de esperanza para quienes se encuentra como rehenes marca una diferencia en la supervivencia. La esperanza es un motivador mayor, y una fuente de perseverancia mental y física. La mayoría de los tratamientos contra la depresión actúan bien en pacientes convencidos de que el humor puede mejorar y que se los puede ayudar. De hecho, la depresión y la ansiedad a menudo afligen a aquellos cuya perspectiva de la vida es pesimista y desesperanzada. Una actitud de esperanza puede marcar una gran diferencia en nuestra perspectiva mental.

Pero, hay más que la esperanza general de que “no importa cuál sea tu aflicción actual, terminará bien”. La esperanza religiosa trasciende lo finito y se concentra en lo eterno, y nos dirige hacia realidades, verdades y promesas que el mundo nunca puede ofrecer. Es una esperanza que se encuentra en el Dios creador, quien puede darnos lo que el mundo no puede dar.

Lee Mateo 26:36 al 44. ¿Qué podemos aprender de Jesús acerca de confiar en Dios, aun en tiempos malos?

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El pasaje nos cuenta del estado de desánimo del Salvador. Se usan palabras cuidadosamente elegidas para describir las dolorosas emociones de Jesús: entristecerse, angustiarse en gran manera, profundamente angustiado. Con corazón quebrantado y no tomado en cuenta por sus amigos, cayó no solo sobre sus rodillas, sino también sobre su rostro y le pidió alivio a Dios. Como el alivio no vino, lo pidió de nuevo. Y otra vez. Nota que cada vez que expresaba ese pedido, rogaba para que se hiciera la voluntad de Dios. Al fin, Jesús puso toda su confianza en el Padre. Sin importar lo que sucediera, él se rindió a su Padre. Ese era su camino, y también debe ser el nuestro.


Una cosa es confiar en Dios en los tiempos buenos. Pero ¿cómo podemos aprender a confiar en él en los tiempos malos, o cuando no contesta las oraciones como deseamos?


Viernes 25 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Debemos oírlo individualmente hablarnos al corazón. Cuando todas las demás voces quedan acalladas, y en la quietud esperamos delante de él, el silencio del alma hace más distinta la voz de Dios. Nos invita: ‘Estad quietos, y conoced que yo soy Dios’ (Salmo 46:10). Solamente allí puede encontrarse verdadero descanso. Y esta es la preparación eficaz para todo trabajo que se haya de realizar para Dios. Entre la muchedumbre apresurada y el recargo de las intensas actividades de la vida, el alma que es así refrigerada quedará rodeada de una atmósfera de luz y de paz. La vida respirará fragancia, y revelará un poder divino que alcanzará a los corazones humanos” (El Deseado de todas las gentes, p. 331).

Cada rayo de luz arrojado sobre otros será reflejado sobre nuestros propios corazones. Cada palabra bondadosa y compasiva hablada a los tristes, cada don para atender las necesidades de los demás seres humanos, dados o hechos para gloria de Dios, resultarán en bendiciones para el dador. Aquellos que de este modo actúan están obedeciendo una ley del cielo y recibirán la aprobación de Dios. El placer de hacer el bien a otros imparte un brillo a los sentimientos, que fulgura a través de los nervios, aviva la circulación de la sangre e induce la salud mental y física” (Testimonies for the Church, tomo 4, p. 56).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Qué ha hecho la oración y el estudio de la Biblia en tu caminar con Dios? ¿Dónde estarías espiritualmente si dejaras de hacer eso? Es-cribe un testimonio en cuanto a lo que estas prácticas significan para ti y por qué son tan importantes en tu andar con Dios.

  2. ¿Cuál ha sido tu experiencia con la comunidad de tu iglesia local? ¿Cómo puedes mejorar esa experiencia? ¿Cómo puedes trabajar con tu iglesia para hacerla un lugar en el que todas las personas se sientan cómodas, donde todos sean bienvenidos, donde todas las personas puedan aprender acerca de la salvación y del mensaje de la verdad presente que tenemos para el mundo? ¿En qué áreas tu iglesia es fuerte, y en cuáles debe mejorar?

  3. ¿Cuál ha sido tu experiencia con respecto a dar y recibir el perdón? ¿Qué has aprendido que puede ayudar a aquellos que tienen necesidad de aprender a perdonar?

  4. Supongamos que alguien se acercara a ti y te dijera: “Sí, yo creo en Dios, en Jesús, en la salvación, pero no sé cómo caminar en fe. No sé cómo confiar en Dios”. ¿Qué consejo práctico le darías?

marzo 13, 2011

Escuela Sabatica. Leccion 12, Primer Trimestre 2011, "La Naturaleza como fuente de Salud"

Lección 12: para Marzo 19

"La Naturaleza como
fuente de Salud"


Sábado 12 de Marzo del 2011

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 1:27 – 2:25; 3; Jeremías 10:12, 13; Salmo 19:1-7; Mateo 6:25-34; Salmo 104.

PARA MEMORIZAR:

Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría” (Salmo 19:1, 2).


DIOS CREÓ A ADÁN Y A EVA a su propia imagen. ¿Cuál podría ser una herencia más perfecta? Luego los puso en el Jardín del Edén. ¿Qué podría ser un ambiente más perfecto? Tanto la herencia como el ambiente estuvieron divinamente equilibrados para producir y preservar perfectas la salud física y mental.

Pero el pecado arruinó todo. Ya en la segunda generación, los celos, el odio y la violencia contaminaron el mundo. La naturaleza también su-frió los resultados del pecado y, cuando el pecado llegó a ser intolerable, el diluvio cambió el aspecto de la Tierra.

Todavía hay mucha bondad y belleza en el mundo natural. La naturaleza suministra los recursos para satisfacer nuestras necesidades básicas. Además, provee gozo, felicidad y bienestar, compensando, parcial-mente, la miseria causada por el pecado.

Así, a pesar de sus convulsiones a veces violentas, la naturaleza es una fuente de salud mental y física. También nos lleva más cerca del Creador, pues “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces” (Santiago 1:17).


Domingo 13 de marzo

UN AMBIENTE PERFECTO

Hoy, en este mundo manchado y corrompido por el pecado, cuesta imaginar lo que habrá sido vivir en el Edén. Sin pecado, sin sufrimiento, sin muerte: ninguna clase de dolor y tristeza, que todos conocemos bien. En un sentido, estamos tan acostumbrados a estas realidades, son tan comunes, que olvidamos que todas son intrusas, cosas que no estaban en la creación original y que nunca debieron existir, cosas que se nos ha prometido que un día desaparecerán.

Lee Génesis 1:27 a 2:25. ¿Qué se dice acerca de cómo eran la vida y el ambiente en el Edén? ¿Cuán diferentes son de lo que conocemos hoy?

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La pareja recién creada fue ubicada en un jardín que Dios mismo había plantado (Génesis 2:8). Imagina cómo sería el Edén cuando consideramos la maravillosa abundancia que la naturaleza nos provee hoy, y la gran variedad de productos agrícolas que debieron de haber salido de ese primer huerto. Sus sentidos estaban expuestos a vistas, sonidos, gustos, sentimientos y aromas que debieron haber llevado mucha satisfacción y bienestar a nuestros primeros padres. Era ciertamente el Paraíso.

No hay dudas de que ese ambiente era el más adecuado para las criaturas humanas recién creadas. Sus necesidades físicas, emocionales y mentales estaban más que satisfechas. Estados de la mente tales como incertidumbre, ansiedad y preocupación eran desconocidos, porque no había nada para causarlos.

El Creador escogió, para nuestros primeros padres, el ambiente más adecuado para su salud y felicidad. No los puso en un palacio, ni los rodeó de adornos y lujo artificiales que tantos hoy se afanan por conseguir. [...] En el huerto que Dios preparó como morada de sus hijos, hermosos arbustos y delicadas flores halagaban la vista a cada paso. Había árboles de toda clase, muchos de ellos cargados de fragante y deliciosa fruta. En sus ramas entonaban las aves sus cantos de alabanza. Bajo su sombra retozaban las criaturas de la tierra unas con otras, sin temor” (El ministerio de curación, p. 201).


Piensa en cómo debió de haber sido el Edén: los paisajes, los aromas, los sabores, todo diseñado para apelar a los sentidos. ¿Qué debería decirnos esto acerca de cómo, en principio, nuestros cuerpos físicos son buenos y hechos para que los gocemos?


Lunes 14 de marzo

EL PECADO Y LA NATURALEZA

Las maravillas y las bellezas que encontramos en la naturaleza son, hoy, una espada de dos filos. Hay belleza y maravillas, pero también hay hambre, terremotos, pestes y enfermedad. Algo anda muy mal.

Lee Génesis 3. ¿Qué cambios inmediatos llegaron al hombre y a la naturaleza como resultado del pecado?

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El pecado produjo consecuencias físicas y espirituales inmediatas en la vida humana. La naturaleza también sufrió los efectos del pecado, con resultados devastadores, en por lo menos tres formas:

  1. El suelo fue maldito (Génesis 3:17). Después de salir del Jardín del Edén, Adán y Eva encontraron obstáculos al trabajar el suelo. Este pro-dujo espinas y cardos. Tal vez las pestes se interpusieron, evitando un crecimiento sano. Las cosas se pusieron peores después de la devastación del diluvio.

  2. Los seres humanos experimentaron muchos cambios. La fatiga y el dolor fueron una realidad. La relación en la pareja cambió. El capítulo parece sugerir que, antes de la caída, Eva no habría tenido dolor al dar a luz a sus hijos. La relación de Adán con la tierra cambió también, y el trabajo ahora sería más difícil que antes. No sabemos de qué manera la primera pareja percibió su propia muerte y cómo esto los afectó, pero la perspectiva de la vida debe haber cambiado completamente.

  3. El pecado afectó la conducta humana y la animal. El odio, los celos, el egoísmo, la arrogancia, etc., causaron agresiones contra otros seres humanos y contra los animales. Pudieron haber ocurrido otras formas desconocidas de dañar nuestro ambiente (comparables a lo actual). Los animales comenzaron a matarse unos a otros para alimentarse y mostrar su poder. Génesis 3 al 6 describe cómo la corrupción y la violencia aumentaron hasta el punto de que a Dios le dolió haber hecho todas las criaturas (Génesis 6:5-7).

La extensión de estas transformaciones no nos fue revelada, pero fueron cambios profundos. Sin embargo, Dios, en su infinita misericordia, preservó mucho de la magnífica creación original para beneficio de los seres humanos.

Considera las maravillas de la naturaleza que te rodean. ¿Qué ecos de la creación original parecen quedar todavía? ¿Qué esperanza te dan estos ecos, de las promesas de un mundo mejor?


Martes 15 de marzo

LOS DONES DE DIOS MEDIANTE LA NATURALEZA

El mundo natural presenta un testimonio poderoso de la existencia de Dios y de su poder. Tristemente, como advirtió Pablo, los seres humanos (inspirados por Satanás) se apartaron de Dios y adoraron la creación en lugar de a su Creador (ver Romanos 1:19-25).

Lee Jeremías 10:12 y 13. ¿Qué se enseña aquí del poder creador de Dios y de su participación actual en los fenómenos naturales? ¿Qué aprendemos del carácter de Dios por medio de sus obras creadas?

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Todos sabemos que la naturaleza, a veces, se vuelve contra nosotros mediante terremotos, volcanes, inundaciones, etc. ¿Por qué suceden estas tragedias? ¿Cuándo y dónde ocurren? Son preguntas todavía sin respuesta. Lo que sí sabemos es que el libro de Job revela la realidad de la gran controversia entre Dios y Satanás, y que Satanás puede usar las fuerzas de la naturaleza con propósitos malvados. Y, a pesar de esas terribles calamidades, la bondad de Dios todavía puede verse en el mundo natural.

Lee Salmo 19:1 al 6, y luego parafrasea su mensaje con tus propias palabras.

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Los adventistas del séptimo día consideran la naturaleza como el segundo libro de Dios. Observar y estudiar el mundo natural, si se hace con humildad y bajo la influencia del Espíritu Santo, profundizará la fe y la confianza en Dios. También proveerá una comprensión adicional del amor de Dios por sus criaturas, y esto será una gran fuente de consuelo mental y espiritual. A veces, cuando todo lo demás falla, la hermosura de la naturaleza, y lo que nos testifica acerca de Dios, puede ser de gran consuelo y esperanza.


Si, mientras estás testificando a alguien acerca de la bondad de Dios (como se revela en la naturaleza), la persona plantea temas como los tsunamis, los terremotos, hambres y cosas similares, ¿cómo responderías? ¿Nos dice la realidad de estos desastres naturales que la naturaleza tiene límites acerca de lo que puede enseñarnos sobre Dios?


Miércoles 16 de marzo

COMUNIÓN CON DIOS EN LA NATURALEZA

Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan” (Mateo 6:28).

Un joven ateo se convirtió al cumplir veinte años. Después de su nuevo nacimiento, vivió un tiempo en un ambiente de campo y bosques, y se asombraba por las maravillas del Dios que había creado tanta belleza. Había visto antes cosas maravillosas en el mundo natural, pero solo ahora era capaz de ver el carácter de Dios en lo creado. Declaró: “¡Era como si mis ojos estuvieran abiertos por primera vez en toda mi vida!” Este cristiano nuevo llegó realmente a conocer a Dios.

Lee Mateo 6:25 al 34. ¿Qué nos dice Jesús que podemos aprender del estudio de la naturaleza?

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Podemos aprender muchas lecciones espirituales estudiando el mundo creado. Pero la naturaleza tiene otra ventaja espiritual para nosotros. Lucas 5:16 dice que Jesús “se apartaba a lugares desiertos, y oraba”. Nosotros, a veces, necesitamos alejarnos de todo y estar solos con Dios en un ambiente natural. La belleza, la paz y la serenidad que uno encuentra en ese ambiente pueden hablar a nuestros corazones y mentes como ninguna otra cosa puede hacerlo. Tal vez no tengamos la revelación de una verdad nueva, o una percepción diferente de un texto o de una doctrina. Pero puede haber un reconocimiento mudo del amor y del poder de aquel que creó todo. Si experimentamos a Dios de esta manera, el tiempo a solas en la naturaleza, en comunión con Dios, puede traernos sanidad y paz a nuestro cuerpo y a nuestra alma.

Todos los que están en la escuela de Dios necesitan de una hora tranquila para la meditación, a solas, consigo mismos, con la naturaleza y con Dios. En ellos tiene que manifestarse una vida que en nada se armoniza con el mundo, sus costumbres o sus prácticas; necesitan, pues, experiencia personal para adquirir el conocimiento de la voluntad de Dios. [...] Cuando toda otra voz calla, y tranquilos en su presencia esperamos, el silencio del alma hace más perceptible la voz de Dios” (El ministerio de curación, p. 37).


¿Cuándo fue la última vez que tuviste comunión con Dios en la naturaleza? Si es posible, haz un esfuerzo para ello. Puede sorprenderte el efecto espiritual positivo que tendrás.


Jueves 17 de marzo

EL SALMO 104

En el siglo XIX, una creencia popular conocida como “deísmo” afirmaba que Dios creó el mundo, pero que luego lo dejó solo. En otras palabras, Dios existe, pero no quiere involucrarse con el mundo.

Este concepto no es lo que la Biblia enseña. Dios no puso al mundo en marcha como se da cuerda a un reloj y lo dejó andando, sin importar lo que pasara luego. De acuerdo con la Biblia, él está íntimamente involucrado en todo lo que sucede aquí. Después de todo, la cruz ¿no es participación íntima y directa de Dios en los asuntos humanos?

Lee el Salmo 104 con oración. ¿Cuál es la función de Dios en la creación y en el mundo natural?

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Nota, en el Salmo 104, el entusiasmo y la excitación del salmista. Él se regocija en el poder creador y sustentador de Dios. Se expresa con palabras de alabanza y adoración. Ve la realidad de Dios en las funciones diarias del mundo natural.

El Dios de este Salmo no es el dios de los deístas. Es un Dios que está involucrado en lo que sucede aquí. Sin duda, cualesquiera que hayan sido las aflicciones personales del salmista, él encontraba consuelo y esperanza en el poder de Dios. Es cierto, contemplar las aves en sus nidos o los leones buscando alimento no resolverá el problema que estemos afrontando, pero vemos en la naturaleza cosas que nos hablan de la bondad y el poder de Dios, y que nos dan esperanza.

La naturaleza también puede ser una fuente de curación para el cuerpo, la mente y el espíritu. En muchos casos, el aire fresco, la luz del sol, el agua y una dieta saludable pueden hacer maravillas tanto física como mentalmente. Los remedios naturales son un poderoso medio de salud y sanidad.

Algunos médicos animan a la gente a alejarse del trabajo y del estrés, y encontrar descanso y relajación en un algún ambiente natural, como lo sugieren investigaciones actuales. Después de todo, Dios puso a nuestros primeros padres en un jardín, no en una ciudad. Algo en nosotros resuena mejor en un campo lleno de flores que en un estacionamiento cubierto de asfalto.

La naturaleza es uno de los grandes dones de Dios. Deberíamos hacer todo lo que podamos para aprovecharlo. ¿Cómo puedes beneficiarte con lo que Dios nos da en la naturaleza?



Viernes 18 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “El hogar de nuestros primeros padres había de ser un modelo para cuando sus hijos saliesen a ocupar la tierra. Ese hogar, embellecido por la misma mano de Dios, no era un suntuoso palacio. Los hombres, en su orgullo, se deleitan en tener magníficos y costosos edificios, y se enorgullecen de las obras de sus propias manos; pero Dios puso a Adán en un huerto. Esta fue su morada. Los azulados cielos le servían de techo; la tierra, con sus delicadas flores y su alfombra de animado verdor, era su piso y las ramas frondosas de los hermosos árboles le servían de dosel. Sus paredes estaban engalanadas con los adornos más esplendentes, que eran obra de la mano del sumo Artista. En el medio en que vivía la santa pareja, había una lección para todos los tiempos; a saber, que la verdadera felicidad se encuentra, no en dar rienda suelta al orgullo y al lujo, sino en la comunión con Dios por me-dio de sus obras creadas. Si los hombres pusiesen menos atención en lo superficial y cultivasen más la sencillez, cumplirían con mayor plenitud los designios que tuvo Dios al crearlos” (Patriarcas y profetas, p. 31).

El contacto constante con el misterio de la vida y el encanto de la naturaleza, así como la ternura necesaria para cuidar esos hermosos objetos de la creación de Dios, tienden a vivificar la mente, y refinar y elevar el carácter” (El hogar adventista, p. 127).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Cómo podemos asegurarnos de amar la naturaleza, pero no adorarla? No siempre será una distinción fácil de hacer. Por maravillosa que sea la naturaleza, debemos recordar que no puede salvarnos, sino que el Dios que la creó puede hacerlo. ¿Por qué es importante recordar siempre esta verdad vital?

  2. ¿Qué deberíamos decir, como adventistas del séptimo día, con respecto a todo el tema del ambiente? Entre todas nuestras enseñanzas, ¿cuál podría ser un componente útil y necesario en este tema importan-te? ¿Cómo deberíamos responder a la siguiente idea: “Bueno, sabemos que el Señor viene pronto, y todo este mundo será destruido y creado de nuevo, de modo que el ambiente realmente no es tan importante”?

  3. ¿De qué maneras, hoy, los increíbles avances del conocimiento científico y natural deberían ayudarnos a aumentar nuestro amor y nuestro aprecio por el poder de Dios? Piensa en todo lo que sabemos hoy acerca del mundo natural que los antiguos no tenían siquiera idea. De este modo, ¿cuántas ventajas tenemos sobre ellos al poder maravillarnos por el poder creativo de Dios?