diciembre 17, 2011

Escuela Sabatica. Leccion 13 Cuarto Trimestre 2011, "El Evangelio y la Iglesia"

Lección 13 Para el 24 de diciembre de 2011

"El Evangelio y la Iglesia"

Sábado 17 de Diciembre

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LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Gálatas 6:1-10; Mateo 18:15-17; 1 Corintios 10:12; Romanos 15:1; Juan 13:34; Lucas 22:3.

PARA MEMORIZAR:
“Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gál. 6:10).

“ALGUNOS LABRIEGOS que cultivaban papas (patatas) decidieron guardar las más grandes para sí y usar las más pequeñas como semillas. Después de algunas cosechas pobres, descubrieron que la naturaleza había reducido sus cosechas de papas al tamaño de canicas (bolitas). Mediante este desastre, aquellos agricultores aprendieron una importante lección.

“No podían tener las mejores cosas de la vida para sí mismos y usar lo que quedaba como semilla. La Ley de la vida decreta que la cosecha reflejará la siembra.

“Plantar papas pequeñas es todavía una práctica común. Tomamos las cosas grandes de la vida para nosotros y plantamos las que quedan. Esperamos que nuestro egoísmo será recompensando con generosidad” (International Student Fellowship Newsletter, marzo de 2007).

Pablo aplica este principio en Gálatas 6:1 al 10. En vez de que los miembros se muerdan y se coman entre sí (Gál. 5:15), la iglesia debe ser el lugar donde el Espíritu nos conduzca a poner a los otros antes que a nosotros mismos. Comprender que somos salvos por gracia debería hacernos humildes y más compasivos al tratar a otros.


Domingo 18 de diciembre Lección 13

RESTAURAR A LOS CAÍDOS

Pablo tenía elevadas expectativas acerca de la vida cristiana (Gál. 5:16), y su consejo a los
creyentes, en Gálatas 6:1, es muy alentador y realista. Los seres humanos no son perfectos, y aun los cristianos más consagrados se equivocan. Las palabras de Pablo en Gálatas 5:16 indican que visualizaba una situación que probablemente suceda en la iglesia hoy. Pablo da consejos prácticos acerca de cómo tratar tales situaciones cuando se presentan.

¿Cómo deberían responder los cristianos cuando un creyente cae en alguna conducta pecaminosa? Gál. 6:1; Mat. 18:15-17.
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Para beneficiarnos con el consejo de Pablo, necesitamos comprender cuál era la situación exacta en la que Pablo pensaba. Ella giraba en torno a dos palabras usadas en Gálatas 6:1. La primera es ser sorprendido (RVR, NVI) o incurra (BJ). Literalmente significa “ser detectado o sorprendido”. El contexto sugiere que Pablo se refiere no solo a un creyente que sorprende a otro en un acto malo, sino también cuando una persona encuentra que “incurrió” en una conducta errada (ver Prov. 5:22) que habría elegido evitar.

Es probable que la mala conducta que Pablo analiza no sea deliberada, por los términos que usa. La palabra “falta” (RVR), o “pecado” (NVI), se refiere a un error, un tropezón o un paso en falso. Esto parece lógico por el comentario acerca de “andar” en el Espíritu. Aunque esto no excusa el error, Pablo hace claro que no está tratando con un caso de pecado desafiante (1 Cor. 5:1-5).

La respuesta adecuada no debería ser el castigo, la condenación o el desglose como miembro, sino la restauración. La palabra para “restaurar” es katartízo, y significa “remendar” o “poner en orden”. En el Nuevo Testamento se la usa para “remendar” las redes de pesca (Mat. 4:21). Del mismo modo que no abandonaríamos a un compañero creyente que se cae y se quiebra una pierna, como miembros del cuerpo de Cristo debemos cuidar tiernamente a nuestros hermanos en Cristo que pueden tropezar y caer al caminar juntos por el sendero al Reino de Dios.

En lugar de practicar Mateo 18:15 al 17, ¿por qué hablamos mal, tan a menudo, de la persona con la que estamos enojados, dejamos que nuestro enojo siga activo contra ella, o incluso hacemos planes para vengarnos?


Lección 13 Lunes 19 de diciembre

CUIDADO CON LA TENTACIÓN

“Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre” (2 Sam. 12:7).

La seriedad de las palabras de Pablo en Gálatas 6:1 –de cuidar que no seamos igualmente tentados– no debería ser pasada por alto. Se puede ver un sentido de urgencia y una preocupación personal, por la forma en que Pablo hace esta apelación. La palabra “considérate” (RVR) o “cuídese” (NVI) significa “mirar con cuidado algo”, o “prestar cuidadosa atención a algo” (comparar con Rom. 16:17; Fil. 2:4). Lo que Pablo quería decir era: “Mantengan un ojo atento sobre ustedes mismos”, para que el pecado no los tome por sorpresa. Para subrayar esta advertencia, Pablo pasa de la segunda persona del plural (vosotros) a la segunda persona del singular (tú) en la última parte del versículo. Esto no es una advertencia que se aplica a toda la congregación; es una amonestación individual a cada persona dentro de la iglesia.

Pablo no identifica explícitamente la naturaleza de la tentación contra la que advierte tan fuertemente a los gálatas. Tal vez no recordaba ninguna equivocación específica, sino sencillamente se refería al peligro de cometer el mismo pecado del cual trataban de restaurar a otro. Sus palabras en Gálatas 5:26 contra ser “vanagloriosos” sugieren que estaba advirtiéndoles contra el hecho de que no se sintieran espiritualmente superiores a los que estaban restaurando.

¿Por qué Pablo advierte a los gálatas contra el orgullo espiritual? Considera 1 Corintios 10:12; Mateo 26:34; y 2 Samuel 12:1-7.
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Uno de los mayores peligros del cristiano es sentir orgullo espiritual, lo que nos hace pensar que estamos inmunes a cometer ciertos tipos de pecado. El hecho solemne es que todos tenemos una naturaleza pecaminosa, que se opone a Dios. De este modo, sin el poder contenedor del Espíritu de Dios, podríamos ceder prácticamete a cualquier pecado, si las circunstancias fueran apropiadas. Tal percepción de nuestra verdadera identidad aparte de Cristo puede impedirnos caer en el pecado de la justicia propia, y puede darnos una mayor simpatía por otros que cometen errores.
¿Cuántas veces has condenado a otros (tal vez solamente en tu corazón) por pecados de los que, alguna vez, fuiste culpable tú mismo?


Martes 20 de diciembre Lección 13

SOBRELLEVAR CARGAS (Gál. 6:2-5)

Además de restaurar a los caídos, ¿qué otras instrucciones da Pablo a los gálatas? Gál. 6:2-5; ver también Rom. 15:1; Mat. 7:12.
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La palabra “carga”, en Gálatas 6:5, es báros, y habla de un peso grande que debía llevarse a grandes distancias. Luego, llegó a ser una metáfora para cualquier dificultad, tal como un largo día de trabajo (Mat. 20:12). Por el contexto inmediato, la admonición de Pablo era llevar “los unos las cargas de los otros”, incluyendo las faltas morales de otros creyentes. La instrucción de Pablo revela algunas vislumbres espirituales que no debemos pasar por alto.

Primera: “Todos los cristianos tienen cargas. Nuestras cargas difieren en tamaño y forma. [...] Para algunos, es la carga de la tentación o las consecuencias de un traspié moral (como en el vers. 1). Para otros, es un malestar físico, un desorden mental, una crisis familiar, la falta de empleo, la opresión del demonio, o alguna otra cosa; pero ningún cristiano está exento de cargas” (Timothy George, Galatians, p. 413).

Segunda: Dios no desea que llevemos todas nuestras cargas solos. A veces, estamos más dispuestos a ayudar a otros a llevar sus cargas que a permitir que otros nos ayuden. Pablo condena esta suficiencia propia (Gál. 6:3) como orgullo humano, al no admitir que tenemos necesidades. Esto no solo nos quita el consuelo de otros sino también impide que otros cumplan el ministerio que Dios les dio.

Finalmente, Dios nos llama a llevar las cargas de otros para manifestar el consuelo de Dios, pues la iglesia es el cuerpo de Cristo. Pablo ilustra esto al decir: “Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito” (2 Cor. 7:6). Nota que “el consuelo de Dios no le fue dado a Pablo por su oración privada y espera en Dios, sino por medio del compañerismo de un amigo y con las buenas noticias que él trajo. La amistad humana, en la cual sobrellevamos los unos las cargas de los otros, es parte del propósito de Dios para su pueblo” (John R. W. Stott, The Message of Galatians, p. 158).

¿Qué te impide buscar ayuda: el orgullo, la falta de confianza, o un sentido de suficiencia propia? Si tienes necesidad, ¿por qué no buscas a alguien en quien confías y le pides que comparta tus cargas?



Lección 13 Miércoles 21 de diciembre

LA LEY DE CRISTO (Gál. 6:2-5)

Pablo conecta el sobrellevar las cargas con el cumplir la ley de Cristo. ¿Qué quiere decir él con “la ley de Cristo”? Gál. 5:14; 6:2; Juan 13:34; Mat. 22:34-40.
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Esta frase de Pablo, “la ley de Cristo” (tou nómon tou Christou), no aparece en ninguna otra parte de la Biblia, aunque él usa una expresión similar en 1 Corintios 9:21 (énnomos Christou). Esta frase singular sugirió muchas interpretaciones diferentes. Algunos alegan que es una evidencia de que la ley de Dios dada en el Sinaí fue reemplazada por la ley de Cristo. Otros pretenden que la palabra ley significa un “principio” general (ver Rom. 7:21), y quiere decir que al llevar las cargas de otros, seguimos el ejemplo de Jesús. El contexto sugiere que “cumplir la ley de Cristo” es otra referencia a cumplir la ley mosaica mediante el amor. Pablo mostró en su carta que la Ley Moral no fue anulada con la venida de Cristo. En cambio, la Ley Moral, interpretada por el amor, sigue siendo muy importante en la vida cristiana. Esto es el resumen de lo que Jesús enseñó y practicó durante toda su vida, y aun en su muerte. Al sobrellevar las cargas de otros, no solo seguimos las pisadas de Jesús, sino también cumplimos la Ley.

Hay una aparente contradicción entre Gálatas 6:2 y 6:5. Este problema se resuelve fácilmente al notar que Pablo usa dos palabras diferentes para describir dos situaciones distintas. Como ya vimos, la palabra “carga” en el versículo 2 (báros) se refiere a un peso grande que tiene que llevarse a una gran distancia. La palabra fórtion, en el versículo 5, sin embargo, se refiere a la carga de un barco, la mochila de un soldado, o un niño en el vientre. Las primeras cargas pueden ser puestas a un lado; las últimas, no. Una madre embarazada debe cargar a su niño. Se observa que las personas pueden ayudarnos a llevar algunas cargas, pero hay otras que ningún ser humano puede llevar por nosotros, tales como la carga de una conciencia culpable, el sufrimiento y la muerte. Para estas, dependemos solo de la ayuda de Dios (Mat. 11:28-30).

Aunque para algunas cargas puedes conseguir ayuda de otras personas, algunas tienes que llevarlas solo a Dios. ¿Cómo puedes aprender a dar al Señor las cosas que tú mismo sencillamente no puedes llevar?


Jueves 22 de diciembre Lección 13

SEMBRAR Y COSECHAR (Gál. 6:6-10)

La palabra “burlado” (mukterízo) aparece solo aquí en el Nuevo Testamento, aunque está en la traducción griega del Antiguo Testamento. Significa “arrugar la nariz con desprecio”. En el Antiguo Testamento, suele referirse al desprecio hacia los profetas de Dios (2 Crón. 36:16; Jer. 20:7), y aun se usa una vez para describir gráficamente una actitud de rebelión hacia Dios (Eze. 8:17).

Lo que Pablo dice es que las personas pueden ignorar a Dios o aun despreciar sus mandamientos, pero no pueden ser más sabios que Dios. Él es el juez definitivo, y al fin tendrán que pagar el precio de sus acciones.

Lee Gálatas 6:8. ¿Qué quiere decir Pablo aquí? ¿Qué ejemplos encuentras en la Biblia de personas que sembraron para la carne, y de aquellas que sembraron para el Espíritu? (Ver, por ejemplo, Hech. 5:1-3; Luc. 22:3; Dan. 1:8; Mat. 4:1.)
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La metáfora de Pablo acerca de la siembra y de la cosecha no es exclusiva. Es un hecho que aparece en muchos proverbios antiguos. Pero es importante cómo Pablo la usa para subrayar sus comentarios anteriores acerca de la carne y el Espíritu. James D. G. Dunn nota: “Un equivalente moderno es que hay libertad de elección, pero no somos libres para elegir las consecuencias de nuestra elección” (Galatians, p. 330).
Aunque Dios no siempre nos libra de las consecuencias de nuestros pecados, no debemos desesperarnos por las malas elecciones que hicimos. Podemos regocijarnos en que Dios perdona nuestros pecados y nos adopta como hijos.
Entretanto, Gálatas 6:10 ilustra el punto de que “la ética cristiana tiene un foco doble. Uno es universal y abarca todo: ‘Hagamos bien a todos’; el otro es particular y específico: ‘mayormente a los de la familia de la fe’. La apelación universalista de Pablo está basada en el hecho de que todas las personas, en todas partes, son creadas a la imagen de Dios, y muy preciosas a su vista. Dondequiera que los cristianos olvidaron esto, inevitablemente fueron víctimas de los pecados del racismo, el sexismo, el tribalismo, y mil otras hipocresías que han plagado la comunidad humana desde Adán y Eva hasta el presente” (Timothy George, Galatians, pp. 427, 428).

¿Qué estás sembrando, el bien o el mal? ¿Qué clase de cosecha recogerás?



Lección 13 Viernes 23 de diciembre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “El Espíritu de Dios mantiene el mal bajo el dominio de la conciencia. Cuando el hombre se ensalza por encima de la influencia del Espíritu, recoge una cosecha de iniquidad. Sobre un hombre tal, el Espíritu tiene una influencia cada vez menor para restringirlo de sembrar semillas de desobediencia. Las advertencias tienen cada vez menos poder sobre él. Gradualmente pierde su temor a Dios. Siembra para la carne, y cosechará corrupción. Está madurando la cosecha de la semilla que él mismo ha sembrado. Desprecia los santos mandamientos de Dios. Su corazón de carne se convierte en un corazón de piedra. La resistencia a la verdad lo confirma en la iniquidad. [...]
“Todos deberían ser inteligentes en cuanto a la causa por la cual el alma es destruida. No se debe a algún decreto que Dios haya enviado contra el hombre. Él no hace que el hombre sea espiritualmente ciego. Dios proporciona suficiente luz y evidencias para capacitar al hombre a fin de que distinga entre la verdad y el error, pero no lo fuerza para que reciba la verdad; lo deja en libertad de elegir el bien o el mal. Si el hombre recibe la evidencia que es suficiente para guiar su juicio en la dirección correcta y elige el mal una vez, lo hará más fácilmente la segunda vez. La tercera vez se apartará de Dios aun con mayor avidez, y elegirá estar del lado de Satanás. Y continuará en este proceder hasta que sea confirmado en el mal y crea que es verdad la mentira que ha fomentado. Su resistencia ha producido su cosecha” (“Comentarios de Elena G. de White”, CBA 6: 1.112).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. En un sentido práctico, ¿qué significa “restaurar” a un creyente que ha caído en el pecado? ¿De qué modos el pecado cometido afecta el proceso de restauración? La restauración ¿hará que todo sea igual que antes? Analiza.

2. Siendo que hay cargas que la gente debe llevar por sí misma (Gál. 6:5), ¿cómo determinamos si debemos ayudar a alguien?

3. ¿De qué modo tu iglesia cumple las instrucciones de Pablo en Gálatas 6? ¿Qué puedes hacer tú para marcar una diferencia?

Resumen
: Si la presencia de Dios está entre su pueblo, se verá que un espíritu semejante al de Cristo se manifiesta dentro de la iglesia. Puede verse en la forma en que se extiende el perdón y la restauración a aquellos que yerran, en cómo se ayudan unos a otros en las pruebas y en los actos de bondad que se comparten; no solo entre ellos sino también con los no creyentes.

diciembre 10, 2011

Escuela Sabatica. Leccion 12 Cuarto Trimestre 2011, "Vivir por el Espiritu"

Lección 12 Para el 17 de diciembre de 2011

"Vivir por el Espíritu"

Sábado 10 de Diciembre

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LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Gálatas 5:16-25; Deuteronomio 13:4, 5; Romanos 7:14-24; Jeremías 7:9; Oseas 4:2; Mateo 22:35-40

UN HIMNO CRISTIANO MUY AMADO es “Fuente de la vida eterna”, de Robert Robinson. Pero Robinson no siempre fue un hombre de fe. La muerte de su padre lo dejó enojado, y cayó en el libertinaje y en la ebriedad. Al escuchar al predicador George Whitefield, Robinson rindió su vida al Señor. Llegó a ser pastor metodista y escribió ese himno, que originalmente incluía las líneas: “¡Oh, de la gracia gran deudor,/ diariamente soy comprometido!/ Permite que tu bondad,/ como una cadena,/ ate mi errante corazón contigo”.

Incómodo con la línea acerca del extravío del cristiano, alguien la cambió para que dijera: “Inclinado a adorarte, Señor, yo me siento, inclinado a amar al Dios a quien sirvo” (aquí se habla de la versión en inglés).

Pese a la buena intención del editor, el original describe la lucha del cristiano. Tenemos dos naturalezas que están en conflicto: la de la carne y la del espíritu. Aunque nuestra naturaleza pecaminosa siempre estará “inclinada” a apartarse de Dios, si estamos dispuestos a rendirnos a su Espíritu, no tenemos que ser esclavizados por los deseos de la carne. Esta es la esencia del mensaje de Pablo en los textos para esta semana.


Lección 12 Domingo 11 de diciembre

ANDAR EN EL ESPÍRITU

Lee Gálatas 5:16. ¿Qué tiene que ver el concepto de “andar” con una vida de fe? Deut. 13:4, 5; Rom. 13:13; Efe. 4:1, 17; Col. 1:10.
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“Andar” es una metáfora que aparece en el Antiguo Testamento, y se refiere a la forma en que una persona debería conducirse. Pablo, siendo judío, usa esta metáfora en sus cartas para describir la conducta que debería caracterizar la vida cristiana. Es probable que su uso esté conectado con el primer nombre que se asoció con la iglesia primitiva. Antes de que los seguidores de Jesús fueran llamados cristianos (Hech. 11:26), eran conocidos como los seguidores “del Camino” (Juan 14:6; Hech. 22:4; 24:14). Esto sugiere que, en una fecha muy temprana, el cristianismo no era solo un conjunto de creencias teológicas centradas en Jesús, sino era también un “camino” de vida para ser “andado”.

¿De qué modo la metáfora de Pablo acerca del andar es diferente de la que aparece en el Antiguo Testamento? Compara Éxodo 16:4, Levítico 18:4 y Jeremías 44:23 con Gálatas 5:16 y 25, y Romanos 8:4.

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La conducta en el Antiguo Testamento no fue definida como “andar” sino más específicamente como “andar en la Ley”. Halakáh es el término legal que los judíos usan para referirse a las reglas y los reglamentos que se encuentran en la Ley y en las tradiciones rabínicas de sus padres. Aunque halakáh generalmente se traduce como “la Ley judía”, esa palabra realmente está basada en la palabra hebrea para “caminar”, y significa “el camino para andar”.
Los comentarios de Pablo acerca de “andar en el Espíritu” no son contrarios a la obediencia a la Ley. Él no propone que los cristianos violen la Ley. Pablo no se opone a la Ley o a la obediencia a la Ley. Él se opone a la forma legalista en la que se usaba mal la Ley. La obediencia genuina que Dios desea nunca puede ser alcanzada por una presión exterior, sino solo por una motivación interior producida por el Espíritu (Gál. 5:18).

¿Cuál ha sido tu experiencia en cuanto a “andar en el Espíritu”? ¿Qué prácticas en tu vida hacen que este andar sea más difícil?


Lunes 12 de diciembre Lección 12

EL CONFLICTO DEL CRISTIANO

“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Gál. 5:17: ver también Rom. 7:14-24). En tu propia vida, ¿cómo has experimentado la dolorosa realidad de estas palabras?

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La lucha que Pablo describe se refiere específicamente al “tira y afloja” que existe en el cristiano. Los seres humanos nacemos con los deseos de la carne (Rom. 8:7) pero, cuando nacemos de nuevo por el Espíritu, surge un conflicto espiritual real (Juan 3:6). Los no cristianos también experimentan conflictos morales. Pero, aun ese conflicto es un resultado del Espíritu. La lucha del cristiano tiene una nueva dimensión, porque el creyente posee dos naturalezas que están en guerra entre sí: la carne y el Espíritu.
Los cristianos han anhelado siempre alivio de esa lucha. Algunos han procurado concluir el conflicto retirándose de la sociedad, otros pretenden erradicar la naturaleza pecaminosa por algún acto divino de gracia. Ambos intentos están mal orientados. Aunque el poder del Espíritu puede dominar los deseos de la carne, el conflicto lo llevamos con nosotros y continuará hasta que recibamos un cuerpo nuevo en la segunda venida de Cristo.
Cuando Pablo escribe en Romanos 7 acerca del conflicto interior en los cristianos, subraya la extensión de ese conflicto. Como poseemos dos naturalezas, estamos en ambos lados de la batalla al mismo tiempo. La parte espiritual desea lo que es espiritual y detesta la carne. La parte carnal anhela las cosas de la carne y se opone a lo que es espiritual. Siendo que la mente convertida es demasiado débil para resistir la carne, la única esperanza que tenemos de dominar la carne es hacer una decisión diaria de ponernos del lado del Espíritu contra la parte pecaminosa de nosotros. Por eso, Pablo insiste tanto en que debemos elegir andar en el Espíritu.

Por tu propia experiencia con la batalla entre estas dos naturalezas, ¿qué consejo le darías a alguien que está tratando de entender este conflicto inacabable con el yo?


Lección 12 Martes 13 de diciembre

LAS OBRAS DE LA CARNE

En Gálatas 5:18 al 26, Pablo desarrolla el contraste que existe entre la carne y el Espíritu por medio de una lista de vicios y otra de virtudes éticas. Este tipo de listas era una característica literaria tanto de la literatura judía como de la grecorromana. Ellas identifican conductas que deben ser evitadas y virtudes que deben ser imitadas.

Examina las listas de vicios y de virtudes en los pasajes que siguen. ¿De qué modo estas listas de Pablo en Gálatas 5:19 al 24 son similares, pero también diferentes, de otras listas? Jer. 7:9; Ose. 4:2; Mar. 7:21, 22; 1 Tim. 3:2, 3; 1 Ped. 4:3; Apoc. 21:8.
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Aunque Pablo conocía estas listas de vicios y de virtudes, hay diferencias importantes en la forma en que él usa las dos listas en Gálatas. Pablo contrasta las dos listas, pero no se refiere a ellas del mismo modo. Llama “obras de la carne” a la lista de vicios, pero “el fruto del Espíritu” a la lista de virtudes. Esta es una distinción importante. James D. G. Dunn declara: “La carne demanda, pero el Espíritu produce. Mientras que una lista exuda un aire de ansiosa afirmación personal y frenética indulgencia propia, la otra habla más de preocupación por otros, serenidad, resiliencia, confiabilidad” (The Epistle to the Galatians, p. 308).
La segunda diferencia entre las dos listas es que la de los vicios está titulada en plural: “obras de la carne”. Sin embargo, “fruto del Espíritu” está en singular. Esta diferencia sugiere que la vida en la carne promueve no solo división, sino también desacuerdos y desunión. En contraste, la vida en el Espíritu da un fruto, que se manifiesta en nueve cualidades que fomentan la unidad.
En este contexto, algunas personas pretenden que lo que crean acerca de Dios no tiene importancia mientras sean sinceras. Nada podría estar más lejos de la verdad. La lista de los vicios de Pablo sugiere que conceptos corrompidos acerca de Dios dan ideas distorsionadas acerca de la conducta sexual, de la religión y de la ética. Además, también pueden conducir a la pérdida de la vida eterna (Gál. 5:21).

Repasa la lista de las “obras de la carne”. ¿De qué modo puedes ver cada una como una violación de alguno de los Diez Mandamientos?


Miércoles 14 de diciembre Lección 12

EL FRUTO DEL ESPÍRITU (Gál. 5:22-24)

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gál. 5:22, 23). ¿De qué modo la obediencia a los Diez Mandamientos refleja el fruto del Espíritu como está expresado en estos versículos? (Ver también Mat. 5:21, 22, 27, 28; 22:35-40.)
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Los Diez Mandamientos no son una alternativa al amor, sino que nos guían a mostrar amor, tanto a Dios como a la humanidad. El amor no está en conflicto con la Ley. La idea de que el amor a Dios y a nuestros prójimos anula los Diez Mandamientos tiene tan poca lógica como decir que amar la naturaleza anula la ley de la gravedad.
Además, en contraste con las quince descripciones de las obras de la carne, el fruto del Espíritu se describe en nueve virtudes. Los eruditos creen que estas nueve virtudes están organizadas en tres grupos de tres. Algunos ven una referencia implícita a la Trinidad en el número tres; otros creen que las tres tríadas reflejan la forma en que debemos relacionarnos con Dios, con nuestro prójimo y con nosotros mismos; y otros ven la lista como una descripción de Jesús. Aunque cada una de estas percepciones tiene algún mérito, el punto más importante es la prioridad suprema que Pablo pone sobre el amor en la vida cristiana.
El que Pablo ponga el amor como la primera virtud no es accidental. Ya ha subrayado el lugar central del amor en la vida cristiana, en Gálatas 5:6 y 13, y lo incluye en sus otras listas (2 Cor. 6:6; 1 Tim. 4:12; 6:11; 2 Tim. 2:22). Aunque las otras virtudes aparecen también en fuentes no cristianas, el amor es distintivamente cristiano. Todo esto indica que el amor no debe ser considerado como una virtud entre muchas, sino como la virtud cristiana que es la clave de todas las demás. El amor es el fruto más destacado del Espíritu (1 Cor. 13:13; Rom. 5:5), y debería definir la vida y las actitudes de todo cristiano (Juan 13:34, 35) por difícil que sea, algunas veces, mostrarlo.

¿Cuánta negación propia involucra el amor? ¿Puedes amar sin negarte a ti mismo? ¿Qué nos enseña Jesús acerca del amor y la negación propia?



Lección 12 Jueves 15 de diciembre

EL CAMINO A LA VICTORIA

El conflicto interior entre la carne y el Espíritu siempre existirá en el corazón del creyente, pero la vida cristiana no tiene que estar dominada por la derrota, el fracaso y el pecado.

De acuerdo con Gálatas 5:16 al 26, ¿cuál es la clave para vivir una vida en la que el Espíritu reine sobre la carne?
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Gálatas 5:16 al 26 contiene cinco verbos clave que describen el tipo de vida en la que reina el Espíritu. Primero, el creyente necesita “andar” en el Espíritu (vers. 16). El verbo griego es peripatéo, que significa “andar alrededor”. Los seguidores del famoso filósofo griego Aristóteles llegaron a ser conocidos como los peripatéticos, porque seguían a Aristóteles por todas partes. El verbo está en presente e implica, para Pablo, que no debe ser algo ocasional, sino una experiencia diaria continua. Además, como la orden es “andar” en el Espíritu, es una elección que tenemos que hacer diariamente.
El segundo verbo es “ser guiados” (vers. 18). Esto sugiere que debemos permitir que el Espíritu nos guíe por donde debemos andar (comparar Rom. 8:14; 1 Cor. 12:2). Nuestra tarea es la de seguir, no la de guiar.
Los siguientes dos verbos aparecen en Gálatas 5:25. El primero es “vivir” (záo en griego), y se refiere a la experiencia del nuevo nacimiento, que debe marcar la vida de cada creyente. Pablo usa el presente, lo que señala que este debe ser renovado diariamente. Como vivimos por el Espíritu, Pablo sigue diciendo que necesitamos “andar” por el Espíritu. La palabra “andar” es diferente de la del versículo 16. Aquí es stoijéo. Es un término militar que significa “trazar una línea”, “mantener el paso”. La idea es que el Espíritu no solo nos da vida sino también deberá dirigir nuestras vidas diariamente.
El verbo que Pablo usa en el versículo 24 es “crucificar”. Esto golpea un poco. Si hemos de seguir al Espíritu, debemos hacer una decisión firme de hacer morir los deseos de la carne. Por supuesto, Pablo está hablando figuradamente. Crucificamos la carne al alimentar nuestra vida espiritual y hacer morir de hambre los deseos de la carne.

¿Qué cambios y elecciones debes hacer a fin de tener las victorias prometidas, victorias en Cristo que ahora te esquivan continuamente?



Viernes 16 de diciembre, Lección 12

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “No todo es suave en la vida del cristiano. Se le presentan duros conflictos; lo asaltan severas tentaciones. ‘El deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne’. Mientras más cerca lleguemos al fin de la historia de esta Tierra, más engañosos e insidiosos serán los ataques del enemigo. Sus ataques se harán más violentos y más frecuentes. Los que se oponen a la luz y la verdad se volverán más endurecidos y apáticos, y más mordaces contra los que aman a Dios y guardan sus mandamientos” (Manuscrito 33, 1911, en “Comentarios de Elena G. de White”, CBA 6: 1.111).
“La influencia del Espíritu Santo es la vida de Cristo en el alma. No vemos a Cristo ni le hablamos, pero su Espíritu Santo está tan cerca de nosotros en un lugar como en otro. Obra en cada uno que recibe a Cristo y mediante él. Los que conocen la morada interior del Espíritu revelan los frutos del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe” (Manuscrito 41, 1911, en “Comentarios de Elena G. de White”, CBA 6: 1.111, 1.112).


PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. Medita en la idea de crucificar los deseos de la carne. ¿Qué significa esto? ¿Cómo y cuán a menudo debemos hacerlo? ¿Por qué usa Pablo un verbo tan fuerte? ¿Qué nos dice la palabra crucificar acerca de cuán dura es la batalla contra el yo?

2. ¿Qué lugar tiene el esfuerzo humano en producir el fruto del Espíritu? ¿Qué te dice tu propia experiencia acerca de eso?

3. Pablo dice que los que practican las obras de la carne no heredarán el Reino de Dios. ¿Cómo concilias esta afirmación con el hecho de que Pablo dice que somos salvados por la fe y no por las obras?

4. En tu propio andar con Dios, ¿cuál es la lucha más grande que afrontas? ¿No es el pecado y lo que el pecado produce en tu relación con Dios? ¿Quién no ha sentido dudas y chascos como resultado del pecado en su vida? En el contexto de la victoria sobre el pecado, ¿por qué debemos siempre recordar que nuestra salvación descansa totalmente sobre lo que Jesús hizo por nosotros?

Resumen: Aunque en la vida de todos los creyentes existe un conflicto entre los deseos de la carne y los deseos del Espíritu, la vida cristiana no tiene que estar condenada al fracaso. Siendo que Cristo ha conquistado el poder del pecado y la muerte, la vida cristiana puede ser una vida en la que reine el Espíritu, quien provee un suministro diario de la gracia de Dios o nos habilita para mantener a raya los deseos de la carne.

diciembre 06, 2011

Escuela Sabatica. Leccion 11 Cuarto Trimestre 2011, "Libertad en Cristo"

Lección 11 Para el 10 de diciembre de 2011

"Libertad en Cristo"

Sábado 3 de Diciembre

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LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Gálatas 5:1-15; 1 Corintios 6:20; Romanos 8:1; Hebreos 2:14, 15; Romanos 8:4; 13:8.

PARA MEMORIZAR
“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (Gál. 5:13).

EN GÁLATAS 2:4, PABLO HABLÓ BREVEMENTE de proteger la “libertad” que tenemos en Cristo Jesús. Pero ¿qué quiere decir Pablo cuando habla acerca de la “libertad”? ¿Tiene límites la libertad? ¿Qué conexión tiene la libertad en Cristo con la Ley?

Pablo se ocupa de advertir a los gálatas de dos peligros. El primero es el legalismo. Los adversarios de Pablo en Galacia estaban tan entusiasmados tratando de ganar el favor de Dios por medio de sus actos que perdieron de vista la naturaleza liberadora de la obra de Cristo, es decir, de la salvación que ya tenían en Cristo mediante la fe. La segunda amenaza era la tendencia a abusar de la libertad que Cristo había comprado, cayendo en la licencia. Aquellos que sostenían este concepto suponían equivocadamente que la libertad es lo opuesto a la Ley.

Tanto el legalismo como la licencia son opuestos a la libertad, porque mantienen a sus adherentes en una forma de esclavitud. Pero la apelación de Pablo a los gálatas es la de mantenerse firmes en la verdadera libertad, que es su posesión legítima en Cristo

Domingo 4 de diciembre Lección 11

CRISTO NOS HIZO LIBRES

“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gál. 5:1).

Como la arenga de un general a sus tropas vacilantes, Pablo anima a los gálatas a no renunciar a su libertad en Cristo. La fuerza y la intensidad del tono de Pablo hacen que sus palabras casi salten de la página a la acción. Esto era exactamente lo que Pablo deseaba. Aunque este versículo está conectado con lo que precede y lo que sigue, su falta de conexiones sintácticas, en el griego, sugiere que Pablo quería destacar mucho este versículo. La libertad en Cristo resume todo el argumento de Pablo, algo que los gálatas estaban en peligro de abandonar.

Lee Gálatas 1:3 y 4; 2:16; y 3:13. ¿Cuáles son algunas de las metáforas que se usan en estos versículos, y cómo nos ayudan a entender lo que Cristo hizo por nosotros?

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Las palabras de Pablo, “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad” (Gál. 5:1, NVI), sugieren que piensa en otra metáfora. Se parece a la fórmula usada en la liberación sagrada de los esclavos (manumisión). Los esclavos no tenían derechos legales, y se suponía que una divinidad podía comprar su libertad. Como compensación, el esclavo, aunque libre, legalmente pertenecía al dios. En la práctica, el proceso era una ficción: el esclavo pagaba por su libertad a la tesorería del templo. Una fórmula (de las casi mil inscripciones halladas en el templo de Apolo Pítico, en Delfos, del año 201 a.C. hasta el año 100 d.C.); dice: “Para libertad, Apolo el Pítico compró de Sosibus de Anfiasa una mujer esclava cuyo nombre es Nicaea [. . .]. Sin embargo, Nicaea se ha comprometido con Apolo por causa de su libertad” (Ben Witherington III, Grace in Galatians, p. 340).
Esta fórmula es similar a los términos de Pablo; pero hay una diferencia fundamental: en la metáfora de Pablo, no hay ficción, pues no pagamos el precio de compra (1 Cor. 6:20; 7:23); es demasiado elevado. Jesús hizo por nosotros lo que no podíamos hacer (por lo menos, sin renunciar a nuestras vidas). Él pagó la penalidad por nuestros pecados, liberándonos así de la condenación.

Considera tu propia vida. ¿Has pensado alguna vez en salvarte a ti mismo? ¿Qué debería decir tu respuesta acerca de cuán agradecido estás por lo que te ha dado Jesús?



Lunes 5 de diciembre Lección 11

LA NATURALEZA DE LA LIBERTAD CRISTIANA

La orden de Pablo de estar firmes en la libertad no se hace aisladamente. La precede una importante afirmación: “Cristo nos libertó”. ¿Por qué los cristianos deberían estar firmes en su libertad? Porque Cristo ya los ha liberado. Es decir, nuestra libertad es un resultado de lo que Cristo ya ha hecho por nosotros.
Esta afirmación de un hecho seguido por una exhortación es típica de las cartas de Pablo (1 Cor. 6:20; 10:13, 14; Col. 2:6). Por ejemplo, Pablo hace varias afirmaciones indicativas, en Romanos 6, acerca de nuestra condición en Cristo, tales como “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él” (Rom. 6:6). Sobre este hecho, Pablo emite una exhortación imperativa: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal” (Rom. 6:12). Pablo dice, en esencia: “Lleguen a ser lo que ya son en Cristo”. La vida ética del evangelio no representa la carga de hacer cosas para demostrar que somos hijos de Dios. Más bien, hacemos lo que hacemos porque ya somos sus hijos.

¿De qué nos libertó Cristo? Rom. 6:14, 18; 8:1; Gál. 4:3, 8; 5:1; Heb. 2:14, 15.
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El uso de la palabra libertad para describir la vida cristiana se destaca en las cartas de Pablo más que en cualquier otra parte del Nuevo Testamento. La palabra libertad y sus derivadas aparecen 28 veces en las cartas de Pablo, y solo 13 en otras partes.
¿Qué quiere decir Pablo con libertad? Primero, no es un concepto abstracto. No se refiere a la libertad política, económica o la libertad para vivir del modo que queramos. Por el contrario, es una libertad que está cimentada en nuestra relación con Jesucristo. El contexto sugiere que Pablo se refiere a la libertad de la esclavitud y la condenación de la Ley, pero nuestra libertad incluye mucho más: la libertad del pecado, de la muerte eterna y del diablo.
“Fuera de Jesucristo, la existencia humana es una esclavitud a la Ley, a los elementos malos que dominan el mundo, al pecado, a la carne y al diablo. Dios envió a su Hijo al mundo para destruir el dominio de estos dueños de esclavos” (Timothy George, The New American Commentary: Galatians, p. 354).

¿Qué cosas sientes que te esclavizan en tu vida? Memoriza Gálatas 5:1 y pídele a Dios que haga realidad en tu vida la libertad que tienes en Cristo.

Martes 6 de diciembre Lección 11

LAS PELIGROSAS CONSECUENCIAS DEL LEGALISMO
(Gál. 5:2-12)

La forma en que Pablo presenta Gálatas 5:2 al 12 indica la importancia de lo que está por decir: “Yo Pablo os digo”, “Escuchen bien” (NVI), “Soy yo, Pablo quien os lo dice” (BJ). Por el uso fuerte de las palabras no solo pide la atención completa, sino también evoca su autoridad apostólica. Quiere que comprendan que, si los gentiles se deben circuncidar para ser salvos, entonces los gálatas necesitan reconocer las peligrosas consecuencias de esa decisión.

Lee Gálatas 5:2 al 12. ¿Qué advierte Pablo con respecto al tema de la circuncisión?

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El tratar de ganar el favor de Dios sometiéndose a la circuncisión obliga a la persona a guardar toda la Ley. En los versículos 2 y 3, Pablo incluye un interesante juego de palabras. Cristo no los beneficiará (ofelései); más bien, ellos serán obligados (ofeilétes) a vivir de acuerdo con la Ley. No podrán escoger qué preceptos seguir. Es todo o nada.
Segundo, serán “desligados” de Cristo. El tratar de ser justificados por obras implica un rechazo de la forma divina de justificación en Cristo. “No pueden tener ambos. Es imposible recibir a Cristo, reconociendo que no te puedes salvar a ti mismo, y luego recibir la circuncisión y pretender que puedes hacerlo” (John R. W. Stott, The Message of Galatians, p. 133).
La tercera objeción de Pablo a la circuncisión es que estorba el crecimiento espiritual. Su analogía es la de un corredor cuyo progreso hacia la meta ha sido saboteado. La palabra “estorbó” (vers. 7) se usaba en círculos militares para referirse a “poner un obstáculo en el camino del enemigo, para detener su avance” (CBA 6: 976).
Finalmente, la circuncisión elimina la afrenta de la cruz. ¿Cómo? La circuncisión implica que puedes salvarte a ti mismo, ya que halaga el orgullo humano. El mensaje de la cruz ofende el orgullo humano, al reconocer que dependemos completamente de Cristo.
Pablo está tan indignado con estas personas por su insistencia en la circuncisión que dice que desearía que el cuchillo se deslizara y que se castraran a sí mismos. Son palabras fuertes, pero el tono de Pablo refleja cuán seriamente considera él este problema.

Miércoles 7 de diciembre Lección 11

LIBERTAD, NO LICENCIA (Gál. 5:13)

Gálatas 5:13 es un punto de inflexión importante en esta carta. Hasta ahora, Pablo se había concentrado en el contenido teológico de su mensaje; ahora se vuelve al problema de la conducta cristiana. ¿Cómo vivir cuando uno no se salva por las obras de la Ley?

¿Qué mal uso de la libertad quería Pablo impedir que los gálatas cometieran? Gál. 5:13.
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Pablo era consciente de que podría ser mal comprendido por su énfasis en la gracia y la libertad, que los creyentes tienen en Cristo (Rom. 3:8; 6:1, 2). Sin embargo, el problema no era el evangelio de Pablo, sino la tendencia humana a la indulgencia propia. Las páginas de la historia tienen muchas historias de personas y naciones cuyo descenso al caos moral estuvo relacionado con su falta de control propio. Por eso, Pablo invita a los seguidores de Jesús a evitar la complacencia de la carne. Él quiere lo opuesto, que es: “servíos por amor los unos a los otros”. Sabe que quien sirve a los demás por amor solamente puede hacerlo por la muerte al yo y a la carne. Los que complacen su propia carne no son los que sirven a otros. Todo lo contrario.
Así, nuestra libertad en Cristo no es solo una libertad de la esclavitud al mundo, sino un llamado a servir a otros por amor. Es la “oportunidad de amar al prójimo sin estorbos, la posibilidad de crear comunidades humanas basadas en el darse mutuamente unos a otros más bien que en la búsqueda del poder y el estatus” (Sam K. Williams, Galatians, p. 145). Es fácil pasar por alto el enorme impacto que las palabras de Gálatas 5:13 habrán causado en los gálatas. Primero, porque el amor que motiva este tipo de servicio no es el amor humano común: eso es imposible, pues este último es demasiado condicional. Pablo usa un artículo antes de la palabra amor (en griego), y se refiere a “el” amor divino que recibimos solo mediante el Espíritu (Rom. 5:5). La verdadera sorpresa reside en que la palabra traducida “servir” es la palabra griega para “estar esclavizados”. Nuestra libertad no es para la autonomía propia, sino para la esclavitud mutua basada en el amor de Dios.

Sé honesto: ¿has pensado alguna vez que podrías usar la libertad que tienes en Cristo para complacerte con una pizca de pecado? ¿Qué hay de malo en esa clase de pensamiento?

Jueves 8 de diciembre Lección 11

CUMPLIENDO TODA LA LEY (Gál. 5:13-15)

¿Cómo concilias el comentario negativo de Pablo acerca de “guardar toda la ley” (Gál. 5:3) con su afirmación positiva acerca de “cumplir toda la ley” (Gál. 5:14)? Compara Romanos 10:5; Gálatas 3:10, 12; 5:3; con Romanos 8:4; 13:8; Gálatas 5:14.
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Muchos ven como paradójico el contraste entre los comentarios negativos de Pablo de “guardar toda la ley” y sus afirmaciones de “cumplir toda la ley”. Realmente no lo es. Pablo usa estas frases para distinguir dos maneras diferentes de definir la conducta cristiana en relación con la Ley. Él reserva “guardar la Ley” para referirse exclusivamente a la conducta de aquellos que viven bajo la Ley y tratan de ganar la aprobación de Dios “haciendo” lo que la Ley manda.
Esto no implica que los que son salvos en Cristo no obedecen. Pablo dice que ellos “cumplen” la Ley; es decir, que la verdadera conducta cristiana es más que la obediencia externa de solo “hacer” la Ley: es “cumplir” la Ley. Pablo usa la palabra cumplir porque va mucho más allá de solo “hacer”. Esta obediencia está basada en Jesús (ver Mat. 5:17). No es abandonar la Ley, ni reducir la Ley a solo el amor, sino que es el modo por el cual el creyente puede experimentar el verdadero propósito y significado de toda la Ley.

Según Pablo, ¿dónde se encuentra el significado completo de la Ley? Lev. 19:18; Mar. 12:31, 33; Mat. 19:19; Rom. 13:9; Sant. 2:8.
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Aunque es una cita de Levítico, la afirmación de Pablo está cimentada en el uso que Jesús le dio a Levítico 19:18. Pero Jesús no fue el único maestro judío que se refirió a Levítico 19:18 como un resumen de toda la Ley. El rabí Hillel, que vivió una generación antes de Jesús, declaró: “Lo que es odioso para ti, no lo hagas a tu prójimo; esa es toda la Ley”. Pero la perspectiva de Jesús fue muy diferente (Mat. 7:12). No solo es más positiva, sino también demuestra que la Ley y el amor no son incompatibles. Sin el amor, la Ley es vacía y fría; sin la Ley, el amor no tiene dirección.

¿Qué es más fácil: amar a otros o, sencillamente, obedecer los Diez Mandamientos? Lleva tu respuesta a la clase
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Viernes 9 de diciembre Lección 11

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “La fe genuina siempre obra por el amor. Cuando miráis el Calvario no es para tranquilizar vuestra alma en el incumplimiento del deber; no es para disponernos a dormir, sino para crear fe en Jesús, fe que obrará purificando el alma del cieno del egoísmo. Cuando nos aferramos a Cristo por la fe, nuestra obra solo ha comenzado. Todo hombre tiene hábitos corruptos y pecaminosos que deben ser vencidos mediante una lucha intensa. [...] Si uno es seguidor de Cristo, no puede ser áspero en su trato, no puede ser duro de corazón, desprovisto de simpatía; no puede ser vulgar en su lenguaje; no puede estar lleno de pomposidad y estima propia; no puede ser despótico, ni puede usar palabras ásperas, censurar y condenar.
“La obra del amor emana de la obra de la fe. La religión de la Biblia significa trabajo constante. [...] ‘Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer por su buena voluntad’. Debemos ser celosos de buenas obras, ser cuidadosos de hacer buenas obras. Y el Testigo verdadero dice: ‘Conozco tus obras’.
“Si bien es cierto que nuestras diligentes actividades en sí mismas no asegurarán la salvación, también es cierto que la fe que nos une a Cristo impulsará el alma a la actividad” (“Comentarios de Elena G. de White”, CBA 6: 1.111).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. Como clase, repasen las respuestas a la última pregunta de la sección del jueves. ¿Qué opción encontró la mayoría que era más fácil, y por qué? ¿Qué verdades importantes sugiere la respuesta de ustedes acerca de lo que significa cumplir la Ley?

2. Pablo dice que la fe “obra” por el amor. ¿Qué quiere decir él?

3. Examina la idea de buscar tu propia libertad en Cristo para complacerte en el pecado. ¿Por qué es tan fácil hacer esto? Cuando la gente piensa de ese modo, ¿en qué trampa cae?
Resumen: “Libertad” es una de las palabras favoritas de Pablo para definir el evangelio. Incluye tanto lo que Cristo hizo por nosotros, al librarnos de la esclavitud del mundo, como el ser llamados a vivir la vida cristiana. Necesitamos ser cuidadosos, para que nuestra libertad no caiga en el legalismo o en la licencia. Cristo nos hizo libres no para que pudiéramos servirnos a nosotros mismos, sino para que podamos dar nuestras vidas en ministerio a nuestros prójimos.

diciembre 01, 2011

Escuela Sabatica. Leccion 10 Cuarto Trimestre 2011, "Los dos Pactos"

Lección 10 Para el 3 de diciembre de 2011

"Los dos pactos"

Sábado 26 de noviembre

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LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA Gálatas 4:21-31; Génesis 1:28; 2:2, 3; 3:15; 15:1-6; Éxodo 6:2-8; 19:3-6.

PARA MEMORIZAR:
“Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre” (Gál. 4:26).

LOS QUE RECHAZAN LA AUTORIDAD del Antiguo Testamento ven la Ley como inconsistente con el evangelio. Llegan a la conclusión de que el pacto del Sinaí representa un tiempo en que la salvación estaba basada en la obediencia a la Ley. Ellos dicen que, como el pueblo dejó de vivir a la altura de las demandas de la Ley, Dios introdujo un nuevo pacto de gracia por los méritos de Jesucristo. Así, ven un pacto antiguo, basado en la Ley; y uno nuevo, basado en la gracia.

Pero este concepto, aunque difundido, es erróneo. La salvación nunca fue por la obediencia a la Ley; el judaísmo bíblico, desde el principio, siempre fue una religión de gracia. El legalismo que Pablo confrontaba en Galacia era una perversión no solo del cristianismo sino también del Antiguo Testamento mismo. Los dos pactos representan dos maneras diferentes de relacionarse con Dios, desde Caín y Abel. El antiguo pacto representa a los que, como Caín, erróneamente dependen de su propia obediencia para agradar a Dios; el nuevo pacto representa a quienes, como Abel, dependen enteramente de la gracia de Dios, quien hará lo que ha prometido.


Lección 10 Domingo 27 de noviembre


LO BÁSICO DE LOS PACTOS

Muchos consideran la interpretación que da Pablo de la historia de Israel en Gálatas 4:21 al 31 como el pasaje más difícil en su carta. Su argumento es muy complejo, y requiere mucho conocimiento de las personas y los eventos del Antiguo Testamento. El primer paso para entender este pasaje es tener una comprensión básica de un concepto del Antiguo Testamento que es central en el argumento de Pablo: el pacto.
La palabra hebrea para “pacto” es berit. Aparece casi trescientas veces y se refiere a un contrato vinculante, un acuerdo o tratado. Por miles de años, los pactos ayudaron a definir las relaciones entre las personas y las naciones en el antiguo Cercano Oriente. Los pactos a menudo involucraban la matanza de animales como parte del proceso de hacer (literalmente “cortar”) un pacto. La muerte de animales simbolizaba lo que sucedería a la parte que no cumpliera las promesas y las obligaciones del pacto.
“Desde Adán hasta Jesús, Dios trató con la humanidad por medio de una serie de promesas de pactos que se centraban en un Redentor venidero y que culminaron con el pacto davídico (Gén. 12:2, 3; 2 Sam. 7:12-17; Isa. 11). A Israel en el cautiverio babilónico, Dios le prometió un “nuevo pacto” más efectivo (Jer. 31:31-34), en relación con la venida del Mesías descendiente de David (Eze. 36:26-28; 37:22-28)” (Hans K. LaRondelle, Our Creator Redeemer, p. 4).

¿Cuál fue la base del pacto original de Dios con Adán en el Edén antes del pecado? Gén. 1:28; 2:2, 3, 15-17.
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Aunque el matrimonio, el trabajo físico y el sábado fueron parte del pacto en la creación, su punto focal principal era el mandato de Dios de no comer el fruto prohibido. La naturaleza básica del pacto era “¡obedece, y vive!” Eso era posible, pues el hombre fue creado en armonía con Dios. La obediencia era la inclinación natural de la humanidad; pero, Adán y Eva eligieron hacer lo que no era natural. Con ese acto, rompieron el pacto de la creación e hicieron que sus términos fueran imposibles para los seres humanos, ahora corrompidos por el pecado. Dios tenía que encontrar cómo restaurar las relaciones que Adán y Eva habían perdido. Lo hizo con un pacto de gracia basado en la promesa de un Salvador (Gén. 3:15).

Lee, en Génesis 3:15, la primera promesa del evangelio en la Biblia. ¿Dónde ves aquí un indicio de la esperanza que tenemos en Cristo?


Lunes 28 de noviembre Lección 10


EL PACTO CON ABRAM

¿Qué promesas hizo Dios a Abram en Génesis 12:1 al 5? ¿Cuál fue la respuesta de Abram?
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Las promesas dadas a Abram son uno de los pasajes más poderosos del Antiguo Testamento. Todas hablan de la gracia de Dios. Las promesas las hizo Dios, no Abram. Él no hizo nada para merecer el favor de Dios, ni hay indicios de que Dios y Abram llegaran juntos a este acuerdo. Dios hizo todas las promesas. Pero Abram es llamado a tener fe en ellas, no una “fe” débil, sino la fe que se manifestó al dejar a su familia (a los 65 años) y salir a la tierra que Dios le había prometido.
“Con la ‘bendición’ pronunciada sobre Abram y, por su medio, a toda la humanidad, el Creador renovó su propósito redentor. Él había ‘bendecido’ a Adán y a Eva en el Paraíso (Gén. 1:28; 5:2), y luego ‘bendijo a Noé y a sus hijos’ después del Diluvio (9:1). Así, Dios hizo claras sus promesas anteriores de un Redentor que rescataría a la humanidad, destruiría el mal, y restauraría el Paraíso (Gén. 3:15)” (LaRondelle, ibíd., pp. 22, 23).

Después de diez años de esperar al hijo prometido, ¿qué dudas tuvo Abram? Gén. 15:1-6
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A veces vemos a Abram como el hombre de fe que nunca tuvo dudas o preguntas. Pero las Escrituras presentan un cuadro diferente. Abram creyó, pero también tuvo preguntas por el camino. Su fe fue creciendo. Como el padre del relato de Marcos 9:24, Abram le dijo a Dios: “Creo, ayuda mi incredulidad” (Gén. 15:8). Como respuesta, Dios le dio la certeza de su promesa al entrar en un pacto con él (Gén. 15:7-18). Esto sorprende no solo porque Dios hace un pacto con Abram, sino también por la condescendencia de Dios para hacerlo. Los gobernantes, en el antiguo Cercano Oriente, esquivaban la idea de hacer promesas a sus siervos; pero Dios no solo dio su palabra, sino también, al pasar simbólicamente por entre los trozos del animal sacrificado, comprometía su vida en ello: Jesús dio su vida en el Calvario para que esta promesa fuera una realidad.

¿En qué áreas has ejercido tu fe y creído en lo que parecía imposible? ¿Cómo puedes seguir aferrándote a ella, no importa qué ocurra?


Lección 10 Martes 29 de noviembre

ABRAHAM, SARA Y AGAR

¿Por qué Pablo habla con cierto menosprecio del incidente con Agar? Gál. 4:21-31; Gén. 16. ¿Qué punto vital de la salvación planteó Pablo con esta historia?
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La historia de Agar se relaciona con el fracaso de la fe de Abraham en cuanto a creer en la promesa de Dios. Agar, una esclava egipcia, tal vez llegó a ser posesión de él como uno de los regalos que le dio el faraón a cambio de Sara, un evento asociado con el primer acto de incredulidad de Abraham (Gén. 12:11-16).
Después de esperar al hijo prometido durante diez años, Abraham y Sara no tenían hijos. Pensaron ayudar a Dios, y Sara le dio Agar a su esposo como concubina. Aunque nos resulte extraño hoy, el plan de Sara estaba de acuerdo con la costumbre antigua: una esclava podía servir como madre sustituta para su ama estéril. Así, Sara podría contar como hijo suyo a cualquier niño que naciera de esa unión. El plan resultó en un hijo, pero no era el hijo prometido.
Tenemos aquí un ejemplo de cómo, cuando se enfrentan circunstancias difíciles, aun un gran hombre de Dios decayó en su fe. En Génesis 17:18 y 19, Abraham suplicó que Ismael fuera aceptado por Dios como su heredero; pero Dios rechazó la oferta. El único elemento “milagroso” en el nacimiento de Ismael ¡fue la disposición de Sara de compartir su esposo con otra mujer! Si Abraham hubiera confiado en la promesa de Dios en vez de permitir que las circunstancias superaran esa confianza, nada de esto habría sucedido, y se hubiera evitado mucho dolor.

Contrasta el nacimiento de Ismael con el de Isaac: Gén. 17:15-19; 18:10-13; Heb. 11:11, 12. ¿Por qué estas circunstancias demandaron tanta fe de Abraham y Sara?
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¿De qué maneras tu falta de fe en las promesas de Dios te provocaron algún dolor? ¿Cómo puedes aprender de estos errores a creerle a Dios, no importa qué suceda? ¿Qué elecciones puedes hacer para confiar en las promesas de Dios?


Miércoles 30 de noviembre Lección 10

AGAR Y EL MONTE SINAÍ (Gál. 4:21-31)

¿Qué relación de pacto quería tener Dios con su pueblo en el Sinaí? ¿Qué semejanzas tiene con la promesa de Dios a Abraham? Éxo. 6:2-8; 19:3-6; Deut. 32:10-12.
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Dios deseaba tener la misma relación de pacto con los hijos de Israel que él había tenido con Abraham. Existen semejanzas entre las palabras de Dios a Abraham en Génesis 12:1 al 3 y a Moisés en Éxodo 19. Dios enfatizó lo que él haría por su pueblo. No les pidió nada para darles sus bendiciones; pero ellos debían ser obedientes como respuesta a esas bendiciones. Las palabras “dar oídos” y “guardar”, en Éxodo 19:5, literalmente significan “escuchar”. Las palabras de Dios no implicaban justificación por obras, sino que Israel tuviera la misma fe que caracterizó a Abraham (¡por lo menos la mayor parte del tiempo!).

Si la relación que Dios ofreció a Israel en el Sinaí es similar a la dada a Abraham, ¿por qué Pablo identifica el monte Sinaí con la experiencia de Agar? Éxo. 19:7-25; Heb. 8:6, 7.
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El pacto en el Sinaí señalaba la pecaminosidad de la humanidad y su remedio: la abundante gracia de Dios, simbolizada en los servicios del Santuario. El problema con el pacto del Sinaí no fue la parte de Dios sino las promesas defectuosas del pueblo (Heb. 8:6). En vez de responder con humildad y fe, lo hicieron con confianza propia. “Todo lo que Jehová ha dicho, haremos” (Éxo. 19:8). Después de ser esclavos en Egipto por cuatrocientos años, no tenían idea de la majestad de Dios ni de su propia pecaminosidad. Así como Abraham y Sara trataron de ayudar a Dios, los israelitas transformaron el pacto de gracia de Dios en uno de obras. Agar simboliza al Sinaí porque ambos revelan los intentos humanos de salvación por obras.
Pablo no afirma que la ley dada en el Sinaí era mala ni que estaba abolida. Está preocupado por una actitud legalista. “En lugar de servir para convencerlos de la absoluta imposibilidad de agradar a Dios guardando la Ley, esta fomentó en ellos una dependencia propia para agradar a Dios. Así, la Ley no sirvió para que la gracia condujera a los judaizantes a Cristo. En cambio, los excluía de Cristo” (O. Palmer Robertson, The Christ of the Covenants, p. 181).


Lección 10 Jueves 1˚ de diciembre

ISMAEL E ISAAC HOY

El breve esbozo de la historia de Israel que hizo Pablo pretendía contrarrestar los argumentos de sus adversarios que alegaban que ellos eran los verdaderos descendientes de Abraham y que Jerusalén –el centro del cristianismo judío y de la Ley– era su madre. Según ellos, los gentiles eran ilegítimos. Si querían llegar a ser seguidores de Cristo, tenían primero que ser hijos de Abraham sometiéndose a la ley de la circuncisión.
Pablo dice que es lo opuesto. Los legalistas no son hijos de Abraham, sino que son hijos ilegítimos, como Ismael. Al confiar en la circuncisión, estaban dependiendo de “la carne”, como hizo Sara con Agar y como hicieron los israelitas con la Ley de Dios en el Sinaí. Los creyentes gentiles eran los hijos de Abraham, no por descendencia natural sino, como Isaac, sobrenatural. “Como Isaac, eran el cumplimiento de la promesa hecha a Abraham [...]; como Isaac, su nacimiento a la libertad era el efecto de la gracia divina; como Isaac, pertenecían al pilar del pacto de la promesa” (James D. G. Dunn, The Epistle to the Galatians, p. 256).

¿Qué afrontarán los verdaderos descendientes de Abraham en este mundo? Gál. 4:28-31; Gén. 21:8-12.
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Ser el hijo prometido le trajo a Isaac bendiciones, pero también oposición y persecución. Con referencia a la persecución, Pablo recuerda la ceremonia que se registra en Génesis 21:8 al 10, donde Isaac recibe honor e Ismael parece burlarse de él. La palabra hebrea que aparece en Génesis 21:9 significa “reírse”, pero la reacción de Sara sugiere que Ismael estaba ridiculizando a Isaac. Aunque la conducta de Ismael no sería importante para nosotros hoy, revela la hostilidad involucrada cuando estaba en juego la primogenitura. Muchos gobernantes de la antigüedad trataron de asegurar su posición eliminando los rivales potenciales, incluyendo hermanos (Juec. 9:1-6). Aunque Isaac enfrentó oposición, también gozó de muchos privilegios por ser el heredero de su padre.
Como descendientes espirituales de Isaac, no debemos sorprendernos si sufrimos dificultades y oposición, aun de dentro de la familia de la iglesia.

¿De qué modos has sufrido persecución, por causa de tu fe? ¿Podrías ser culpable de perseguir a otros por su fe?


Viernes 2 de diciembre Lección 10

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee “La Ley y los dos pactos”, Patriarcas y profetas, pp. 378-390.

“Pero si el pacto confirmado a Abraham contenía la promesa de la redención, ¿por qué se hizo otro pacto en el Sinaí? Durante su servidumbre, el pueblo había perdido en alto grado el conocimiento de Dios y de los principios del pacto de Abraham. [...]
“Dios los llevó al Sinaí, manifestó allí su gloria; les dio la Ley, con la promesa de guardar bendiciones siempre que obedecieran: ‘Ahora pues, si dieres oído a mi voz, y guardareis mi pacto [...] vosotros seréis mi reino de sacerdotes, y gente santa’ (Éxo. 19:5, 6). Los israelitas no percibían la pecaminosidad de su propio corazón, y no comprendían que sin Cristo les era imposible guardar la Ley de Dios; y, con excesiva premura, concertaron su pacto con Dios. [...] Sin embargo, apenas unas pocas semanas después, quebrantaron su pacto con Dios al postrarse a adorar una imagen fundida. No podían esperar el favor de Dios por medio de un pacto que ya habían roto; y entonces, viendo su pecaminosidad y su necesidad de perdón, llegaron a sentir la necesidad del Salvador revelado en el pacto de Abraham y simbolizado en los sacrificios. De manera que, mediante la fe y el amor, se vincularon con Dios como su libertador de la esclavitud del pecado. Ya estaban capacitados para apreciar las bendiciones del nuevo pacto” (PP 388, 389).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. ¿Es tu caminar con Dios más del tipo del “pacto antiguo” o del “pacto nuevo”? ¿Cómo puedes distinguir la diferencia?

2. ¿Cuáles son algunos de los problemas en tu iglesia local que están produciendo tensión en el cuerpo? ¿Cómo se los está resolviendo? Aunque te pudieras encontrar como víctima de “persecución”, ¿cómo puedes estar seguro, además, de no estar causando persecución? ¿Dónde está esa línea delgada que los separa? (Ver también Mat. 18:15-17.)

3. ¿Cuántas veces prometiste a Dios no hacer esto o aquello, solo para terminar haciéndolo? ¿De qué manera este hecho triste te ayuda a comprender el significado de la gracia?
Resumen: Las historias de Agar, Ismael y los hijos de Israel en el Sinaí ilustran la necedad de tratar de depender de nuestros propios esfuerzos para realizar lo que Dios ha prometido. Este método de justicia propia se conoce como el antiguo pacto. El nuevo pacto es el pacto eterno de gracia establecido primero con Adán y Eva después del pecado, renovado a Abraham y cumplido finalmente en Cristo.

noviembre 09, 2011

Escuela Sabatica. Leccion 7 Cuarto Trimestre 2011, "El camino a la Fe"

Lección 7 Para el 12 de Noviembre de 2011

"El Camino a la Fe"


Sábado 5 de Noviembre
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LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Gálatas 3:21-25; Levítico. 18:5; Romanos 3:9-19; 1 Corintios 9:20; Romanos 3:1, 2; 8:1-4.

LAS PALOMAS MENSAJERAS TIENEN CAPACIDAD para volar centenares de kilómetros por día y llegar a su destino con exactitud asombrosa. No obstante, aun las mejores mensajeras pueden a veces desorientarse y no regresar nunca a su punto de partida. Esto sucedió en Inglaterra, cuando unas veinte mil aves (cuyo valor era de más de seiscientos mil dólares) nunca regresaron a sus palomares. La razón de ello todavía es desconocida.

La mayoría de nosotros hemos estado desorientados o perdidos. Eso nos llenó de temor y de ansiedad; y también pudo llevarnos al pánico.
Lo mismo ocurre en el ámbito espiritual. Aun después de aceptar a Cristo, podemos perdernos o, incluso, desorientarnos hasta el punto de no retornar a Dios.

Sin embargo, la buena noticia es que Dios no nos ha dejado solos. Nos ha dado un mapa del camino de la fe, como se revela en el evangelio, y ese sendero incluye la Ley. Muchos separan la Ley del evangelio; y algunos hasta los ven contradictorios. Esta percepción es equivocada y puede tener consecuencias trágicas. Sin la Ley, no tendríamos evangelio. Es difícil comprender el evangelio sin la Ley.


Lección 7
Domingo 6 de noviembre

LA LEY Y LA PROMESA

“¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios?” (Gál. 3:21).

Si los adversarios de Pablo concluían que él consideraba la Ley con desprecio, o si el dar prioridad a las promesas de Dios era un velado desaire a Moisés y la Torá, Pablo hace la pregunta que ellos estaban pensando: “¿Está usted diciendo que la ley contradice las promesas de Dios?” A esto, Pablo responde con un enfático “¡No!” Esa conclusión es imposible, porque Dios no está opuesto a sí mismo. Dios dio las promesas y la Ley. Ambas están de acuerdo, y tienen lugares y funciones diferentes en el plan divino de salvación.

¿Qué ideas equivocadas tenían los adversarios de Pablo acerca del lugar de la Ley? Compara Gálatas 3:21; Levítico 18:5; y Deuteronomio 6:24.
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Estas personas creían que la Ley era capaz de darles vida espiritual. Su concepto probablemente eran una interpretación errada de pasajes del Antiguo Testamento tales como Levítico 18:5 y Deuteronomio 6:24, donde la Ley ordena cómo deben vivir los que están dentro del pacto de Dios. La Ley regula la vida dentro del pacto, pero ellos creían que la Ley era la fuente de la relación de una persona con Dios. Sin embargo, la Biblia es clara: la capacidad de “dar vida” la tienen solo Dios y su Espíritu (2 Rey. 5:7; Neh. 9:6; Juan 5:21; Rom. 4:17). La Ley no puede dar vida espiritual a nadie, ni se opone a las promesas de Dios.
Para demostrar la incapacidad de la Ley para dar vida, Pablo escribe, en Gálatas 3:22: “Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes”. En Romanos 3:9 al 19, Pablo hace una lista de versículos extraídos del Antiguo Testamento para mostrar cuán malos somos. Los pasajes no están citados al azar. Comienza con la actitud egoísta que afecta a los corazones humanos, pasa a versículos que describen cuán penetrante es el pecado y, finalmente, cuán universal es.
¿Qué quiere demostrar? Debido a la extensión del pecado y las limitaciones de la Ley, la promesa de vida eterna nos llega solo por medio de la fidelidad de Cristo en nuestro favor.

Aunque la Ley no puede salvarnos, ¿qué grandes beneficios nos da nuestra adhesión a ella? ¿Qué cosas buenas has experimentado en tu propia vida por medio de la obediencia a la ley de Dios?


Lección 7 Lunes 7 de noviembre

“CONFINADOS BAJO LA LEY”

En Gálatas 3:23, Pablo dice que “antes que viniese la fe, estábamos confinados [encerrados] bajo la ley”. Pablo se refiere a los creyentes judíos en Galacia, que estaban familiarizados con la Ley, y les habla a ellos en especial a partir de Gálatas 2:15. Esto se puede ver en el contraste entre “[nosotros] estábamos”, en Gálatas 3:23, y el “[vosotros] sois”, de Gálatas 3:26.
Gálatas 3:23 dice: “Antes que viniese la fe” (en griego dice: “antes de que la fe” viniese). Como Pablo contrasta el lugar de la Ley antes de la venida de Cristo y después de ella (Gál. 3:24), “la fe” es probable que se refiera a Jesús mismo y no a la fe cristiana.

Pablo dice que los judíos estuvieron encerrados “bajo la ley” antes de que viniera Cristo. ¿Qué quiere decir él con “bajo la ley”? Compara Gálatas 3:22 y 23 con Romanos 6:14 y 15; 1 Corintios 9:20; Gálatas 4:4, 5 y 21; y 5:18.
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Pablo usa la frase “bajo la ley” doce veces en sus cartas. El contexto sugiere dos connotaciones diferentes:
1. “Bajo la Ley” como un modo alternativo de salvación (Gál. 4:21). Los adversarios trataban de obtener la justicia que da vida por la obediencia, pero Pablo aclaró que esto era imposible (Gál. 3:21, 22). Más tarde, Pablo señalará que al desear estar bajo la Ley, los gálatas estaban rechazando a Cristo (Gál. 5:2-4).
2. “Bajo la Ley” en el sentido de estar bajo su condenación (Rom. 6:14, 15). La Ley no puede expiar el pecado; la violación de sus demandas resulta en condenación. Esta es la condición de todos los seres humanos. La Ley actúa como un carcelero, encerrando a todos cuantos la violaron y trajeron sobre sí la sentencia de muerte. Como veremos en la sección de mañana, la palabra ayo [o guardián] (Gál. 3:23, 24) indica que este es el sentido que Pablo le da aquí a la frase “bajo la Ley”.
Una palabra griega relacionada con esta, énnomos, traducida generalmente como “bajo la Ley”, significa “dentro de la Ley”, y se refiere a vivir dentro de las demandas de la Ley por medio de la unión con Cristo (1 Cor. 9:21). Por “las obras de la Ley”, es decir, tratando de guardar la Ley separados de Cristo, es imposible ser justificado, porque solo los que por medio de la fe son justos vivirán (Gál. 3:11). Esta verdad no anula la Ley; solo muestra que la Ley no puede darnos vida eterna.


Lección 7 Martes 8 de noviembre


LA LEY COMO NUESTRO “AYO”

Pablo da dos conclusiones acerca de la Ley: 1) la Ley no anula la promesa que Dios hizo (Gál. 3:15-20); y 2) la Ley no se opone a la promesa (Gál. 3:21, 22).
Entonces, ¿qué lugar ocupa la Ley? Pablo dice que fue añadida “a causa de las transgresiones”
(Gál. 3:19), y amplía la idea con tres palabras diferentes: confinados (vers. 23), encerrados (vers. 23), y ayo [pedagogo, BJ] (vers. 24).

Lee con oración Gálatas 3:19 al 24. ¿Qué dice Pablo acerca de la Ley?
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En algunas traducciones modernas se toman los comentarios de Pablo en Gálatas 3:19 en forma negativa. La palabra traducida como “confinados” (vers. 23) significa “guardado”. Aunque se puede usar en un sentido negativo, como “mantener en sujeción” (2 Cor. 11:32), en el Nuevo Testamento es más positivo: “proteger”, o “guardar” (Fil. 4:7; 1 Ped. 1:5). Lo mismo ocurre con la palabra “encerrados” (Gál. 3:23). Puede ser traducida como “cerrar” (Gén. 20:18), “encerrar” (Éxo. 14:3; Jos. 6:1; Jer. 13:19; Luc. 5:6), o “sujetar” (Rom. 11:32). Estos ejemplos sugieren que, según el contexto, puede tener connotaciones positivas o negativas.

¿Qué beneficios ofreció la Ley (moral y ceremonial) a los hijos de Israel? Rom. 3:1, 2; Deut. 7:12-14; Lev. 18:20-30.
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Pablo habla de la Ley en términos negativos (Rom. 7:6; Gál. 2:19), pero también lo hace en forma positiva (ver Rom. 7:12, 14; 8:3, 4; 13:8). La Ley no fue una maldición para Israel, sino una bendición. Aunque su sistema de sacrificios no podía eliminar el pecado, señalaba al Mesías que podía hacerlo, y sus leyes guiaban y protegían a Israel de muchos de los vicios de sus vecinos. Por los comentarios positivos que hace Pablo de la Ley en otros pasajes, es un error entender que sus comentarios aquí son negativos.

Piensa en algo bueno que se usa mal. Por ejemplo, una droga creada para tratar una enfermedad, alguien puede usarla para drogarse. ¿Qué ejemplos de este principio has visto en tu vida? ¿De qué manera el conocer algo bueno que puede ser mal usado nos ayuda a comprender lo que Pablo dice aquí?


Lección 7 Miércoles 9 de noviembre


LA LEY COMO NUESTRA GUÍA

En Gálatas 3:23, Pablo describe la Ley como una fuerza protectora. ¿Con qué la compara en el versículo 24, y qué significa eso?
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La palabra traducida como “ayo” proviene de la palabra griega paidagogós. Algunas versiones la traducen como “guía” (NVI), o “pedagogo” (BJ), pero una sola palabra no puede abarcar todo su contenido. En la sociedad romana, el paidagogós era un esclavo que tenía autoridad sobre los hijos del amo, desde los seis años hasta que llegaban a la madurez. Además de atender las necesidades físicas de ellos, les proveía la comida y la ropa, y los protegía de cualquier daño. También era responsable de que los hijos de su amo fueran a la escuela e hicieran sus tareas. Además, se esperaba que no solo practicara virtudes morales, sino también que los niños aprendieran y practicaran esas virtudes.
Aunque algunos pedagogos sin duda eran buenos con sus protegidos y ellos los querían, la descripción dominante de ellos en la literatura antigua era la de personas que actuaban con gran rigor. Se aseguraban la obediencia no solo con severas amenazas y reprimendas, sino también con latigazos y palazos.
La descripción que hace Pablo de la Ley como un ayo, o pedagogo, clarifica el lugar que tiene la Ley. La Ley fue dada para señalar el pecado y proveer instrucción. Esta tarea significa que la Ley también tiene un aspecto negativo, porque nos reprende y condena como pecadores. No obstante, Dios usa aun este aspecto “negativo” para nuestro beneficio, porque la condenación que la Ley nos produce es la que nos impulsa hacia Cristo. De este modo, la Ley y el evangelio no son contradictorios. Dios los instituyó con el fin de que actuaran juntos para nuestra salvación.
“El Espíritu Santo está hablando especialmente de la Ley moral en este texto (Gál. 3:24), mediante el apóstol. La Ley nos revela el pecado y nos hace sentir nuestra necesidad de Cristo, y de acudir a él en procura de perdón y paz, mediante el arrepentimiento ante Dios y la fe en nuestro Señor Jesucristo” (MS 1: 275).

¿Cuándo fue la última vez que comparaste tus actos, tus palabras y tus pensamientos con la Ley; no solo con la letra de la Ley, sino también con su espíritu (Mat. 5:28; Rom. 7:6)? ¿Cuán bien te encuentras?


Lección 7 Jueves 10 de noviembre

LA LEY Y EL CREYENTE (Gál. 3:25)

Muchos han interpretado el comentario de Pablo en Gálatas 3:25 como un abandono total de la Ley. Esto no tiene lógica, por los comentarios positivos de Pablo acerca de la Ley en otras partes de la Biblia.
Entonces, ¿qué quiere decir él?
Primero, ya no estamos bajo la condenación de la Ley (Rom. 8:3). Estamos en Cristo y gozamos del privilegio de estar bajo la gracia (Rom. 6:14, 15). Eso nos da la libertad de servir a Cristo de todo corazón, sin temor a ser condenados por errores que podamos cometer en el proceso. Esto es la verdadera libertad en el evangelio, algo muy diferente de no tener ya que obedecer la Ley, que es lo que algunas personas pretenden que es la “libertad” en Cristo. Pero, la desobediencia a la Ley es pecado, y el pecado es cualquier otra cosa, pero no libertad (Juan 8:34).

Lee Romanos 8:1 al 3. ¿Qué significa ya no estar condenados por la Ley? ¿Cómo debería impactar esta maravillosa verdad en la forma en que vivimos?
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Como resultado de ser perdonados por medio de Cristo, nuestra relación con la Ley ahora es diferente. Somos llamados a vivir una vida que le agrade (1 Tes. 4:1); Pablo se refiere a esto como andar en el Espíritu (Gál. 5:18). Esto no significa que la Ley moral ya no es aplicable: ese nunca fue el problema. ¿Cómo podría serlo cuando vimos claramente que la Ley define el pecado?
En cambio, por cuanto la Ley es una transcripción del carácter de Dios, al obedecer la Ley reflejamos su carácter. Pero, es más, no seguimos solo un conjunto de reglas sino el ejemplo de Jesús, quien hace por nosotros lo que la ley misma no puede hacer: él escribe la Ley en nuestros corazones (Heb. 8:10) y hace posible que las demandas de la Ley sean cumplidas en nosotros (Rom. 8:4). Es decir, por medio de nuestra relación con Jesús, tenemos el poder de obedecer la Ley como nunca antes.

Lee Romanos 8:4. ¿Qué quiere decir Pablo aquí? ¿Cómo se manifiesta esta promesa en tu propia vida? Al mismo tiempo, aunque hayas experimentado cambios positivos, ¿por qué la salvación siempre está basada en lo que Cristo ha hecho por nosotros y en ninguna otra cosa más?


Lección 7 Viernes 11 de noviembre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Se me pregunta acerca de la ley en Gálatas. ¿Cuál Ley es el ayo para llevarnos a Cristo? Contesto: Ambas, la ceremonial y el código moral de los Diez Mandamientos.
“Cristo fue el fundamento de todo el sistema judío. La muerte de Abel fue una consecuencia de no haber aceptado Caín el plan de Dios en la escuela de la obediencia, para ser salvado por la sangre de Jesucristo, simbolizada por las ofrendas de sacrificios que señalaban a Cristo. Caín rehusó la efusión de sangre que simbolizaba la sangre de Cristo, que había de ser derramada por el mundo. Toda esa ceremonia fue preparada por Dios, y Cristo vino a ser el fundamento de todo el sistema. Este es el comienzo de la obra de la Ley como el ayo que lleva a los instrumentos humanos pecaminosos a considerar a Cristo como el fundamento de todo el sistema judío.
“Todos los que servían en relación con el Santuario eran educados constantemente acerca de la intervención de Cristo en favor de la raza humana. Este servicio tenía el propósito de crear, en cada corazón, amor por la ley de Dios, que es la ley del Reino divino” (MS 1: 274).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. A menudo luchamos con la pregunta acerca de cómo podemos vencer el pecado en nuestra vida. ¿Qué promesas tenemos en la Biblia acerca de la victoria sobre el pecado? ¿Cómo podemos vivir para ayudar a que estas promesas sean reales? Al mismo tiempo, ¿por qué debemos ser cuidadosos de asegurarnos de que ponemos toda nuestra esperanza de salvación, no en cualquier victoria que obtengamos, sino en la victoria de Cristo por nosotros?
2. Con frecuencia escuchamos a cristianos que afirman que la Ley ha sido eliminada. Por supuesto, estos mismos cristianos hablarán en contra del pecado, lo que significa que realmente no quieren decir que la Ley está eliminada. En realidad, ¿qué quieren decir cuando hacen la primera afirmación? (Indicio: ¿En el contexto de qué Mandamiento suele surgir esa afirmación?)

Resumen: La Ley fue dada para señalar a los pecadores la necesidad que tienen de Cristo. Como un guardián, proporciona instrucciones acerca de Dios y protege del mal. Pero, como un guardián muy estricto, también nos señala nuestra pecaminosidad y trae condenación. Cristo nos libera de la condenación de la Ley y escribe esa Ley en nuestros corazones.