noviembre 09, 2011

Escuela Sabatica. Leccion 7 Cuarto Trimestre 2011, "El camino a la Fe"

Lección 7 Para el 12 de Noviembre de 2011

"El Camino a la Fe"


Sábado 5 de Noviembre
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LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Gálatas 3:21-25; Levítico. 18:5; Romanos 3:9-19; 1 Corintios 9:20; Romanos 3:1, 2; 8:1-4.

LAS PALOMAS MENSAJERAS TIENEN CAPACIDAD para volar centenares de kilómetros por día y llegar a su destino con exactitud asombrosa. No obstante, aun las mejores mensajeras pueden a veces desorientarse y no regresar nunca a su punto de partida. Esto sucedió en Inglaterra, cuando unas veinte mil aves (cuyo valor era de más de seiscientos mil dólares) nunca regresaron a sus palomares. La razón de ello todavía es desconocida.

La mayoría de nosotros hemos estado desorientados o perdidos. Eso nos llenó de temor y de ansiedad; y también pudo llevarnos al pánico.
Lo mismo ocurre en el ámbito espiritual. Aun después de aceptar a Cristo, podemos perdernos o, incluso, desorientarnos hasta el punto de no retornar a Dios.

Sin embargo, la buena noticia es que Dios no nos ha dejado solos. Nos ha dado un mapa del camino de la fe, como se revela en el evangelio, y ese sendero incluye la Ley. Muchos separan la Ley del evangelio; y algunos hasta los ven contradictorios. Esta percepción es equivocada y puede tener consecuencias trágicas. Sin la Ley, no tendríamos evangelio. Es difícil comprender el evangelio sin la Ley.


Lección 7
Domingo 6 de noviembre

LA LEY Y LA PROMESA

“¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios?” (Gál. 3:21).

Si los adversarios de Pablo concluían que él consideraba la Ley con desprecio, o si el dar prioridad a las promesas de Dios era un velado desaire a Moisés y la Torá, Pablo hace la pregunta que ellos estaban pensando: “¿Está usted diciendo que la ley contradice las promesas de Dios?” A esto, Pablo responde con un enfático “¡No!” Esa conclusión es imposible, porque Dios no está opuesto a sí mismo. Dios dio las promesas y la Ley. Ambas están de acuerdo, y tienen lugares y funciones diferentes en el plan divino de salvación.

¿Qué ideas equivocadas tenían los adversarios de Pablo acerca del lugar de la Ley? Compara Gálatas 3:21; Levítico 18:5; y Deuteronomio 6:24.
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Estas personas creían que la Ley era capaz de darles vida espiritual. Su concepto probablemente eran una interpretación errada de pasajes del Antiguo Testamento tales como Levítico 18:5 y Deuteronomio 6:24, donde la Ley ordena cómo deben vivir los que están dentro del pacto de Dios. La Ley regula la vida dentro del pacto, pero ellos creían que la Ley era la fuente de la relación de una persona con Dios. Sin embargo, la Biblia es clara: la capacidad de “dar vida” la tienen solo Dios y su Espíritu (2 Rey. 5:7; Neh. 9:6; Juan 5:21; Rom. 4:17). La Ley no puede dar vida espiritual a nadie, ni se opone a las promesas de Dios.
Para demostrar la incapacidad de la Ley para dar vida, Pablo escribe, en Gálatas 3:22: “Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes”. En Romanos 3:9 al 19, Pablo hace una lista de versículos extraídos del Antiguo Testamento para mostrar cuán malos somos. Los pasajes no están citados al azar. Comienza con la actitud egoísta que afecta a los corazones humanos, pasa a versículos que describen cuán penetrante es el pecado y, finalmente, cuán universal es.
¿Qué quiere demostrar? Debido a la extensión del pecado y las limitaciones de la Ley, la promesa de vida eterna nos llega solo por medio de la fidelidad de Cristo en nuestro favor.

Aunque la Ley no puede salvarnos, ¿qué grandes beneficios nos da nuestra adhesión a ella? ¿Qué cosas buenas has experimentado en tu propia vida por medio de la obediencia a la ley de Dios?


Lección 7 Lunes 7 de noviembre

“CONFINADOS BAJO LA LEY”

En Gálatas 3:23, Pablo dice que “antes que viniese la fe, estábamos confinados [encerrados] bajo la ley”. Pablo se refiere a los creyentes judíos en Galacia, que estaban familiarizados con la Ley, y les habla a ellos en especial a partir de Gálatas 2:15. Esto se puede ver en el contraste entre “[nosotros] estábamos”, en Gálatas 3:23, y el “[vosotros] sois”, de Gálatas 3:26.
Gálatas 3:23 dice: “Antes que viniese la fe” (en griego dice: “antes de que la fe” viniese). Como Pablo contrasta el lugar de la Ley antes de la venida de Cristo y después de ella (Gál. 3:24), “la fe” es probable que se refiera a Jesús mismo y no a la fe cristiana.

Pablo dice que los judíos estuvieron encerrados “bajo la ley” antes de que viniera Cristo. ¿Qué quiere decir él con “bajo la ley”? Compara Gálatas 3:22 y 23 con Romanos 6:14 y 15; 1 Corintios 9:20; Gálatas 4:4, 5 y 21; y 5:18.
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Pablo usa la frase “bajo la ley” doce veces en sus cartas. El contexto sugiere dos connotaciones diferentes:
1. “Bajo la Ley” como un modo alternativo de salvación (Gál. 4:21). Los adversarios trataban de obtener la justicia que da vida por la obediencia, pero Pablo aclaró que esto era imposible (Gál. 3:21, 22). Más tarde, Pablo señalará que al desear estar bajo la Ley, los gálatas estaban rechazando a Cristo (Gál. 5:2-4).
2. “Bajo la Ley” en el sentido de estar bajo su condenación (Rom. 6:14, 15). La Ley no puede expiar el pecado; la violación de sus demandas resulta en condenación. Esta es la condición de todos los seres humanos. La Ley actúa como un carcelero, encerrando a todos cuantos la violaron y trajeron sobre sí la sentencia de muerte. Como veremos en la sección de mañana, la palabra ayo [o guardián] (Gál. 3:23, 24) indica que este es el sentido que Pablo le da aquí a la frase “bajo la Ley”.
Una palabra griega relacionada con esta, énnomos, traducida generalmente como “bajo la Ley”, significa “dentro de la Ley”, y se refiere a vivir dentro de las demandas de la Ley por medio de la unión con Cristo (1 Cor. 9:21). Por “las obras de la Ley”, es decir, tratando de guardar la Ley separados de Cristo, es imposible ser justificado, porque solo los que por medio de la fe son justos vivirán (Gál. 3:11). Esta verdad no anula la Ley; solo muestra que la Ley no puede darnos vida eterna.


Lección 7 Martes 8 de noviembre


LA LEY COMO NUESTRO “AYO”

Pablo da dos conclusiones acerca de la Ley: 1) la Ley no anula la promesa que Dios hizo (Gál. 3:15-20); y 2) la Ley no se opone a la promesa (Gál. 3:21, 22).
Entonces, ¿qué lugar ocupa la Ley? Pablo dice que fue añadida “a causa de las transgresiones”
(Gál. 3:19), y amplía la idea con tres palabras diferentes: confinados (vers. 23), encerrados (vers. 23), y ayo [pedagogo, BJ] (vers. 24).

Lee con oración Gálatas 3:19 al 24. ¿Qué dice Pablo acerca de la Ley?
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En algunas traducciones modernas se toman los comentarios de Pablo en Gálatas 3:19 en forma negativa. La palabra traducida como “confinados” (vers. 23) significa “guardado”. Aunque se puede usar en un sentido negativo, como “mantener en sujeción” (2 Cor. 11:32), en el Nuevo Testamento es más positivo: “proteger”, o “guardar” (Fil. 4:7; 1 Ped. 1:5). Lo mismo ocurre con la palabra “encerrados” (Gál. 3:23). Puede ser traducida como “cerrar” (Gén. 20:18), “encerrar” (Éxo. 14:3; Jos. 6:1; Jer. 13:19; Luc. 5:6), o “sujetar” (Rom. 11:32). Estos ejemplos sugieren que, según el contexto, puede tener connotaciones positivas o negativas.

¿Qué beneficios ofreció la Ley (moral y ceremonial) a los hijos de Israel? Rom. 3:1, 2; Deut. 7:12-14; Lev. 18:20-30.
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Pablo habla de la Ley en términos negativos (Rom. 7:6; Gál. 2:19), pero también lo hace en forma positiva (ver Rom. 7:12, 14; 8:3, 4; 13:8). La Ley no fue una maldición para Israel, sino una bendición. Aunque su sistema de sacrificios no podía eliminar el pecado, señalaba al Mesías que podía hacerlo, y sus leyes guiaban y protegían a Israel de muchos de los vicios de sus vecinos. Por los comentarios positivos que hace Pablo de la Ley en otros pasajes, es un error entender que sus comentarios aquí son negativos.

Piensa en algo bueno que se usa mal. Por ejemplo, una droga creada para tratar una enfermedad, alguien puede usarla para drogarse. ¿Qué ejemplos de este principio has visto en tu vida? ¿De qué manera el conocer algo bueno que puede ser mal usado nos ayuda a comprender lo que Pablo dice aquí?


Lección 7 Miércoles 9 de noviembre


LA LEY COMO NUESTRA GUÍA

En Gálatas 3:23, Pablo describe la Ley como una fuerza protectora. ¿Con qué la compara en el versículo 24, y qué significa eso?
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La palabra traducida como “ayo” proviene de la palabra griega paidagogós. Algunas versiones la traducen como “guía” (NVI), o “pedagogo” (BJ), pero una sola palabra no puede abarcar todo su contenido. En la sociedad romana, el paidagogós era un esclavo que tenía autoridad sobre los hijos del amo, desde los seis años hasta que llegaban a la madurez. Además de atender las necesidades físicas de ellos, les proveía la comida y la ropa, y los protegía de cualquier daño. También era responsable de que los hijos de su amo fueran a la escuela e hicieran sus tareas. Además, se esperaba que no solo practicara virtudes morales, sino también que los niños aprendieran y practicaran esas virtudes.
Aunque algunos pedagogos sin duda eran buenos con sus protegidos y ellos los querían, la descripción dominante de ellos en la literatura antigua era la de personas que actuaban con gran rigor. Se aseguraban la obediencia no solo con severas amenazas y reprimendas, sino también con latigazos y palazos.
La descripción que hace Pablo de la Ley como un ayo, o pedagogo, clarifica el lugar que tiene la Ley. La Ley fue dada para señalar el pecado y proveer instrucción. Esta tarea significa que la Ley también tiene un aspecto negativo, porque nos reprende y condena como pecadores. No obstante, Dios usa aun este aspecto “negativo” para nuestro beneficio, porque la condenación que la Ley nos produce es la que nos impulsa hacia Cristo. De este modo, la Ley y el evangelio no son contradictorios. Dios los instituyó con el fin de que actuaran juntos para nuestra salvación.
“El Espíritu Santo está hablando especialmente de la Ley moral en este texto (Gál. 3:24), mediante el apóstol. La Ley nos revela el pecado y nos hace sentir nuestra necesidad de Cristo, y de acudir a él en procura de perdón y paz, mediante el arrepentimiento ante Dios y la fe en nuestro Señor Jesucristo” (MS 1: 275).

¿Cuándo fue la última vez que comparaste tus actos, tus palabras y tus pensamientos con la Ley; no solo con la letra de la Ley, sino también con su espíritu (Mat. 5:28; Rom. 7:6)? ¿Cuán bien te encuentras?


Lección 7 Jueves 10 de noviembre

LA LEY Y EL CREYENTE (Gál. 3:25)

Muchos han interpretado el comentario de Pablo en Gálatas 3:25 como un abandono total de la Ley. Esto no tiene lógica, por los comentarios positivos de Pablo acerca de la Ley en otras partes de la Biblia.
Entonces, ¿qué quiere decir él?
Primero, ya no estamos bajo la condenación de la Ley (Rom. 8:3). Estamos en Cristo y gozamos del privilegio de estar bajo la gracia (Rom. 6:14, 15). Eso nos da la libertad de servir a Cristo de todo corazón, sin temor a ser condenados por errores que podamos cometer en el proceso. Esto es la verdadera libertad en el evangelio, algo muy diferente de no tener ya que obedecer la Ley, que es lo que algunas personas pretenden que es la “libertad” en Cristo. Pero, la desobediencia a la Ley es pecado, y el pecado es cualquier otra cosa, pero no libertad (Juan 8:34).

Lee Romanos 8:1 al 3. ¿Qué significa ya no estar condenados por la Ley? ¿Cómo debería impactar esta maravillosa verdad en la forma en que vivimos?
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Como resultado de ser perdonados por medio de Cristo, nuestra relación con la Ley ahora es diferente. Somos llamados a vivir una vida que le agrade (1 Tes. 4:1); Pablo se refiere a esto como andar en el Espíritu (Gál. 5:18). Esto no significa que la Ley moral ya no es aplicable: ese nunca fue el problema. ¿Cómo podría serlo cuando vimos claramente que la Ley define el pecado?
En cambio, por cuanto la Ley es una transcripción del carácter de Dios, al obedecer la Ley reflejamos su carácter. Pero, es más, no seguimos solo un conjunto de reglas sino el ejemplo de Jesús, quien hace por nosotros lo que la ley misma no puede hacer: él escribe la Ley en nuestros corazones (Heb. 8:10) y hace posible que las demandas de la Ley sean cumplidas en nosotros (Rom. 8:4). Es decir, por medio de nuestra relación con Jesús, tenemos el poder de obedecer la Ley como nunca antes.

Lee Romanos 8:4. ¿Qué quiere decir Pablo aquí? ¿Cómo se manifiesta esta promesa en tu propia vida? Al mismo tiempo, aunque hayas experimentado cambios positivos, ¿por qué la salvación siempre está basada en lo que Cristo ha hecho por nosotros y en ninguna otra cosa más?


Lección 7 Viernes 11 de noviembre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Se me pregunta acerca de la ley en Gálatas. ¿Cuál Ley es el ayo para llevarnos a Cristo? Contesto: Ambas, la ceremonial y el código moral de los Diez Mandamientos.
“Cristo fue el fundamento de todo el sistema judío. La muerte de Abel fue una consecuencia de no haber aceptado Caín el plan de Dios en la escuela de la obediencia, para ser salvado por la sangre de Jesucristo, simbolizada por las ofrendas de sacrificios que señalaban a Cristo. Caín rehusó la efusión de sangre que simbolizaba la sangre de Cristo, que había de ser derramada por el mundo. Toda esa ceremonia fue preparada por Dios, y Cristo vino a ser el fundamento de todo el sistema. Este es el comienzo de la obra de la Ley como el ayo que lleva a los instrumentos humanos pecaminosos a considerar a Cristo como el fundamento de todo el sistema judío.
“Todos los que servían en relación con el Santuario eran educados constantemente acerca de la intervención de Cristo en favor de la raza humana. Este servicio tenía el propósito de crear, en cada corazón, amor por la ley de Dios, que es la ley del Reino divino” (MS 1: 274).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. A menudo luchamos con la pregunta acerca de cómo podemos vencer el pecado en nuestra vida. ¿Qué promesas tenemos en la Biblia acerca de la victoria sobre el pecado? ¿Cómo podemos vivir para ayudar a que estas promesas sean reales? Al mismo tiempo, ¿por qué debemos ser cuidadosos de asegurarnos de que ponemos toda nuestra esperanza de salvación, no en cualquier victoria que obtengamos, sino en la victoria de Cristo por nosotros?
2. Con frecuencia escuchamos a cristianos que afirman que la Ley ha sido eliminada. Por supuesto, estos mismos cristianos hablarán en contra del pecado, lo que significa que realmente no quieren decir que la Ley está eliminada. En realidad, ¿qué quieren decir cuando hacen la primera afirmación? (Indicio: ¿En el contexto de qué Mandamiento suele surgir esa afirmación?)

Resumen: La Ley fue dada para señalar a los pecadores la necesidad que tienen de Cristo. Como un guardián, proporciona instrucciones acerca de Dios y protege del mal. Pero, como un guardián muy estricto, también nos señala nuestra pecaminosidad y trae condenación. Cristo nos libera de la condenación de la Ley y escribe esa Ley en nuestros corazones.

noviembre 05, 2011

Escuela Sabatica. Leccion 6 Cuarto Trimestre 2011, "La prioridad de las promesas"

Lección 6 Para el 5 de noviembre de 2011

"La prioridad de las promesas"


Sábado 29 de octubre
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LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Gálatas 3:15-20; Génesis 9:11-17; Mateo 5:17-20; Éxodo 16:22-26; Génesis 15:1-6.

PARA MEMORIZAR:
“Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa” (Gál. 3:18).

ALGUIEN, EN CIERTA OCASIÓN, LE PREGUNTÓ a un político: “¿Ha cumplido todas las promesas que hizo durante su campaña?” Él respondió: “Sí, bueno... por lo menos, todas las promesas que yo pensaba cumplir”.

¿Quién no ha estado, alguna vez, en un extremo u otro de una promesa no cumplida? ¿Quién no ha sido el que rompió una promesa, o a quien le quebrantaron una promesa?
Algunas veces la gente hace promesas con toda la intención de cumplirlas, pero más tarde no lo hace. Otros hacen una promesa sabiendo –tan pronto como salieron las palabras de su boca o las letras de su pluma– que no la cumplirán.
Afortunadamente para nosotros, las promesas de Dios son de una categoría totalmente diferente. La Palabra de Dios es segura e inmutable. “Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré”, dijo Dios (Isa. 46:11).

En la lección de esta semana, Pablo dirige nuestra atención a la relación entre la promesa de Dios a Abraham y la ley dada a Israel 430 años más tarde. ¿Cómo debía entenderse la relación entre ambas, y qué implicaciones tiene eso para la predicación del evangelio?

Lección 6 Domingo 30 de octubre

LA LEY Y LA FE (Gál. 3:15-18)

Aunque la vida de Abraham se caracterizó por la fe, Pablo sabía que sus adversarios se preguntarían: el hecho de que Dios diera la Ley a Israel unos cuatro siglos después de Abraham, ¿no anulaba cualquier arreglo previo?
¿Cuál es el punto principal de la analogía de Pablo acerca del testamento final de una persona y el pacto de Dios con Abraham? Gál. 3:15-18.
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Un pacto y un testamento son generalmente diferentes. Un pacto es un acuerdo mutuo entre dos o más personas y, a menudo, se lo denomina “contrato”, o “tratado”. En contraste, un testamento es la declaración de una sola persona. La traducción griega del Antiguo Testamento no traduce el pacto de Dios con Abraham con la palabra griega que se usa para un acuerdo mutuo, o contrato (synthéke). En cambio, usa la palabra que se utiliza para un testamento (diathéke). ¿Por qué? Es probable que los traductores hayan reconocido que el pacto de Dios con
Abraham no era un tratado entre dos personas, donde se hacían promesas mutuas obligatorias. El pacto de Dios estaba basado solamente en su propia voluntad. No se agregaba ningún: “sí”, “y” o “pero”.Abraham debía tomar a Dios por su palabra.

Pablo aprovecha este doble significado de “testamento” y “pacto”, y destaca rasgos específicos del pacto de Dios con Abraham. Como sucede con un testamento humano, la promesa de Dios afecta a un beneficiario específico: Abraham y su descendencia (Gén. 12:1-5; Gál. 3:16); también involucra una herencia (Gén. 13:15; 17:8; Rom. 4:13; Gál. 3:29). Pablo destaca la naturaleza inmutable de la promesa de Dios. Así como el testamento de una persona no puede cambiarse una vez que se pone en vigor, el dar la ley por medio de Moisés no podía anular el pacto previo de Dios con Abraham. El pacto de Dios es una promesa (Gál. 3:16), y de ningún modo Dios quebranta sus promesas (Isa. 46:11; Heb. 6:18).

Reemplaza la palabra pacto por promesa en los siguientes pasajes: Gén. 9:11-17; 15:18; 17:1-21. ¿Cuál es la naturaleza del “pacto” en cada pasaje? ¿De qué modo el entender el pacto de Dios como una promesa aclara el significado del pasaje, y cómo nos ayuda a comprender mejor qué es un pacto? Además, ¿qué nos enseña esto acerca del carácter de Dios y de cómo podemos confiar en él?

Lunes 31 de octubre Lección 6

LA FE Y LA LEY (Rom. 3:31)

Pablo afirmó la supremacía de la fe en la relación de una persona con Dios. Confirmó que ni la circuncisión ni cualquier “obra de la ley” son un requisito previo para la salvación, porque “el hombre no es justificado por las obras de la ley” (Gál. 2:16). Además, la señal definitoria del creyente es la fe, y no las obras de la Ley (Gál. 3:7). Esta negación repetida de las obras de la Ley plantea la pregunta: “Entonces la Ley, ¿no tiene ningún valor? ¿Eliminó Dios la Ley?”

Por cuanto la salvación es por fe y no por obras de la Ley, ¿quiere decir Pablo que la Ley es abolida por la fe? ¿Qué nos enseñan los siguientes textos? Rom. 3:31; Rom. 7:7, 12; 8:3; Mat. 5:17-20.
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El argumento de Pablo en Romanos 3 es paralelo con su análisis de la fe y la Ley en Gálatas. Por si sus comentarios condujeran a algunos a creer que él está exaltando la fe a expensas de la Ley, Pablo hace la pregunta retórica: “¿Luego por la fe invalidamos la ley?” La palabra “invalidamos”, en Romanos 3:31, es katargéo. Pablo la usa con frecuencia, y es traducida como “anular” (Rom. 3:3), “abolir” (Efe. 2:15), “perder su poder” (Rom. 6:6, NVI), o aun “destruir” (1 Cor. 6:13). Si Pablo hubiese querido apoyar la idea de que la Ley fue eliminada en la cruz, como algunos dicen hoy que él enseñó, este era el momento de hacerlo. Pero Pablo no solo niega esa idea con un no enfático; más aún, ¡afirma que su evangelio “confirma” la Ley!

“El plan de la justificación por la fe revela cómo respetó Dios su ley, cuando fijó y proveyó el sacrificio expiatorio. Si la justificación por la fe invalidase la Ley, entonces no habría habido necesidad de la muerte expiatoria de Cristo para liberar al pecador de sus pecados y restablecer su paz con Dios.

“Además, la fe genuina implica en sí misma una disposición sin reservas a cumplir con la voluntad de Dios mediante una vida de obediencia a su ley [...]. La fe verdadera, basada en amor pleno por el Salvador, solo puede inducir a la obediencia” (CBA 6: 506).

Si Pablo dijera que la fe anula la necesidad de guardar la Ley, entonces, por ejemplo, cometer adulterio, robar, o aun matar, ¿ya no serían pecado? Piensa en cuánto dolor y sufrimiento puedes ahorrarte si obedeces la ley de Dios. ¿Qué sufrimiento has padecido como resultado de desobedecer la ley de Dios?

Lección 6 Martes 1˚ de noviembre

EL PROPÓSITO DE LA LEY

En Gálatas 3:19 al 29, Pablo hace múltiples referencias a “la ley”. ¿A qué ley se refiere Pablo en esta sección de Gálatas?
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Algunos, creyendo que la palabra hasta, en el versículo 19, indica que esta ley era solo temporaria, han pensado que el pasaje se refiere a la ley ceremonial, porque el propósito de esa ley se cumplió en la cruz y, de este modo, llegó a su fin. Aunque en sí mismo esto tiene lógica, no parece ser la idea de Pablo en Gálatas. Aunque ambas leyes, la ceremonial y la moral, fueron “añadidas” en el Sinaí por causa de la transgresión, veremos, en la siguiente pregunta, que Pablo parece tener en mente la ley moral.

¿Dice Pablo que la Ley fue añadida? ¿A qué fue añadida, y por qué? Compara Gálatas 3:19 con Romanos 5:13 y 20.
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Pablo no está diciendo que la Ley fue añadida al pacto de Dios con Abraham, como si fuera un apéndice a un testamento, que alteró las provisiones originales. La Ley había existido antes del Sinaí (ver la sección de mañana). Pablo quiere decir que la Ley fue dada a Israel con un propósito muy diferente. Era para traer al pueblo de vuelta a Dios y ver la gracia que él ofrece a todos los que van a él por fe. La Ley nos revela nuestra condición pecaminosa y nuestra necesidad de la gracia de Dios. La Ley no tiene la intención de ser una clase de programa para “ganar” la salvación. Por el contrario, fue dada “para que el pecado abundase” (Rom. 5:20); es decir, para mostrarnos claramente el pecado en nuestras vidas (Rom. 7:13).
Mientras las leyes ceremoniales señalaban al Mesías y enfatizaban la necesidad de un Salvador, la ley moral, con sus “No...”, es la que revela el pecado, y nos muestra que el pecado no es solo una parte de nuestra condición natural, sino también es la violación de la ley de Dios (Rom. 3:20; 5:13, 20; 7:7, 8, 13). Por esto, Pablo dice: “Donde no hay ley, tampoco hay transgresión” (Rom. 4:15).
“La Ley actúa como una lente de aumento. Ese dispositivo no aumenta realmente el número de manchas que contaminan una vestimenta, sino que las hace destacar más claramente y revela muchas más de las que uno puede ver con el ojo desnudo”.–William Hendriksen, The New Testament Commentary, Exposition on Galatians, p. 141.

Miércoles 2 de noviembre Lección 6

LA DURACIÓN DE LA LEY DE DIOS

Pablo dice que la Ley fue añadida en el Sinaí. ¿Significa esto que la Ley no existía antes? Si no es así, ¿cuál era la diferencia antes y después del Sinaí? Lee Gén. 9:5, 6; 18:19; 26:5; 39:7-10; Éxo. 16:22-26.
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Dios no necesitó revelar su ley a Abraham con rayos y truenos (Éxo. 19:10-23). ¿Por qué, entonces, dio Dios la Ley a los israelitas de esa manera? Era porque, siendo esclavos, ellos olvidaron la grandeza de Dios y sus normas morales. Tenían que darse cuenta de su propia pecaminosidad y de cuán sagrada es la ley de Dios. La revelación en el Sinaí logró eso.

¿Qué quiere decir Pablo al afirmar que la Ley fue añadida “hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa”? Gál. 3:16-19.
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Muchos creen que este texto significa que la ley del Sinaí era temporaria, que fue dada 430 años después de Abraham y terminó cuando vino Cristo. Esta interpretación choca con lo que dice Pablo de la Ley en Romanos, y con otros pasajes de la Biblia, tales como Mateo 5:17 al 19.
El error está en suponer que la palabra hasta siempre implica una duración limitada. Este no es el caso. Al describir la persona que teme a Dios, Salmo 112:8 dice: “Asegurado está su corazón; no temerá, hasta que vea en sus enemigos su deseo”. ¿Significa esto que cuando él triunfe tendrá temor? En Apocalipsis 2:25, Jesús dice: “Pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga”. ¿Quiere Jesús decir que una vez que él venga ya no necesitarán ser fieles?
La Ley seguirá señalando el pecado mientras ella exista. Pablo dice que la venida de Cristo no canceló la Ley, sino que marcó un punto decisivo en la historia humana. Cristo hace lo que la Ley nunca podría hacer: provee el remedio para el pecado, justifica a los pecadores y, por su Espíritu, hace que se cumpla su Ley en ellos (Rom. 8:3, 4).

¿Has pensado alguna vez: Si tan solo el Señor hiciera esto por mí, yo nunca más dudaría? Pero, piensa en lo que pasó en el Sinaí: los israelitas vieron las manifestaciones del poder de Dios; sin embargo, ¿qué hicieron? ¿Qué te indica esto acerca de la verdadera fe, y de cómo la obtenemos y la mantenemos? (Ver Col. 2:6.)

Lección 6 Jueves 3 de noviembre

LA SUPERIORIDAD DE LA PROMESA

Moisés es aquel que “estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos” (Hech. 7:38).

En Gálatas 3:19 y 20, Pablo sigue diciendo que la Ley no anula el pacto de gracia; esto es importante porque si la teología de sus adversarios fuera correcta, la Ley haría precisamente eso. Entonces, piensa cuál sería nuestra situación como pecadores si tuviéramos que depender de nuestra observancia de la Ley, en vez de hacerlo de la gracia de Dios para salvarnos. Al fin, estaríamos sin esperanza.
Aunque los detalles que da Pablo en Gálatas 3:19 y 20 son difíciles, su punto básico es claro: la Ley es suplementaria de la promesa, porque fue dada por medio de los ángeles y de Moisés. Los ángeles no se mencionan en el Éxodo cuando se da la Ley, pero su mención se encuentra en varios otros lugares de las Escrituras (Deut. 33:2; Hech. 7:38, 53; Heb. 2:2). Pablo usa la palabra mediador en 1 Timoteo 2:5 con referencia a Cristo, pero sus comentarios aquí sugieren que él piensa en Deuteronomio 5:5, donde Moisés dice: “Yo estaba entonces entre Jehová y vosotros para declararos la palabra de Jehová”.
Por majestuosa que haya sido la presentación de la Ley en el Sinaí, con muchos ángeles presentes, y por importante que fuera Moisés, la Ley fue dada en forma indirecta. En contraste, la promesa de Dios fue hecha directamente a Abraham (y, por lo tanto, a todos los creyentes), sin un mediador. Al fin, por importante que sea la Ley, no sustituye la promesa de salvación por gracia por medio de la fe. Por el contrario, la Ley nos ayuda a comprender mejor cuán maravillosa es esa promesa.

Describe la naturaleza de los encuentros directos de Abraham con Dios. ¿Qué beneficio había en esa cercanía con Dios? Considera Génesis 15:1 al 6; 18:1 al 33; 22:1 al 18.
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Piensa en otros encuentros de personas con Dios: Adán y Eva en el Edén (Gén. 3); la escalera de Jacob (Gén. 28); Pablo en camino a Damasco (Hech. 9). Tal vez no experimentaste nada tan dramático, pero ¿de qué maneras se te ha revelado Dios? Pregúntate si hay algo en tu vida personal que pudiera impedir que tengas esa clase de cercanía, como la que tenía Abraham. Si es así, ¿qué pasos puedes dar para cambiar?

Viernes 4 de noviembre Lección 6

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Durante su servidumbre, el pueblo había perdido en alto grado el conocimiento de Dios y de los principios del pacto de Abraham. Al libertarlos de Egipto, Dios trató de revelarles su poder y su misericordia para inducirlos a amarlo y a confiar en él. Los llevó al Mar Rojo, donde, perseguidos por los egipcios, parecía imposible que escaparan, para que pudieran ver su total desamparo y su necesidad de ayuda divina; y entonces los libró. Así se llenaron de amor y gratitud hacia él, y confiaron en su poder para ayudarlos. Los ligó a sí mismo como Libertador de la esclavitud temporal.
“Pero había una verdad aún mayor que debía grabarse en sus mentes. Como habían vivido en un ambiente de idolatría y corrupción, no tenían un concepto verdadero de la santidad de Dios, de la extrema pecaminosidad de su propio corazón, de su total incapacidad para observar la ley de Dios y de la necesidad de un Salvador. Todo esto se les debía enseñar” (PP 388).
“La ley de Dios, pronunciada con grandiosidad aterradora desde el Sinaí, es el dictamen de condenación para el pecador. Le corresponde a la Ley condenar, pero no hay en ella poder para perdonar o redimir” (Comentarios de Elena G. de White, CBA 6: 1.094).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. Piensa en toda esta idea de las promesas, especialmente las que fueron rotas. ¿Cómo te sentiste acerca de quienes rompieron las promesas que te hicieron? ¿Cuánta diferencia produjo si una persona tenía la intención de mantener sus promesas y luego no pudo hacerlo o decidió otra cosa, o si te diste cuenta de que la persona nunca quiso cumplirlas? ¿Qué sucedió con tu nivel de confianza después de que la promesa fue rota, por cualquier razón? ¿Qué significa, para ti, saber que puedes confiar en las promesas de Dios? O, tal vez, la pregunta debería ser: ¿Cómo puedes aprender a confiar en las promesas de Dios, en primer lugar?
2. ¿De qué maneras estamos en peligro de ser corrompidos por nuestro ambiente hasta el punto de perder de vista las verdades importantes que Dios nos ha dado? ¿Cómo podemos hacer que nos demos cuenta de cuáles son esas influencias corruptoras? ¿Cómo podemos neutralizarlas?
Resumen: El dar la Ley en el Sinaí no invalidó la promesa que Dios le hizo a Abraham, ni la Ley alteró las provisiones de la promesa. La Ley fue dada para que el pueblo pudiera darse cuenta de la verdadera extensión de su pecaminosidad, y reconociera su necesidad de la promesa que Dios les había hecho a Abraham y a sus descendientes.